〖Flechazo ➸ Midoriya Izuku〗

ᶜᵃᵖⁱᵗᵘˡᵒ¹⁰

— ¡Bien! Hoy lo hago, hoy debo hacerlo... 

Midoriya se encontraba murmurando a medida que avanzaba por los pasillos ya vacíos de la academia; estaba dirigiéndose a su encuentro con T/n, había decidido que se iba confesar sin importar qué, no podía posponer más sus sentimientos, sentía la necesidad de expresarlos o se ahogaría en ellos.

— Izuku-san, pensé que ya no vendrías. 

Midoriya sudó al verla frente a él, ella tenía razón había llegado un poco tarde.

— Lamento la tardanza... La verdad es que tengo que decirte algo muy importante, Shield-san.

T/n miraba al peliverde que mezclaba sus palabras y no llegaba a nada, mientras podía oír los murmullos a lo lejos del grupo de amigos de Midoriya, sin duda se estaba cansando, sabía que si no hacía nada de nuevo sólo sería un avance nulo.

— Izuku-san, sólo quédate quieto.

Sin decir una palabra más la extranjera agarró de la camisa al pecoso y juntó sus labios de golpe, ella actúo impulsivamente y tal vez esa era la solución.

— ¡Los extranjeros son muy audaces! — La voz de Uraraka se escuchó a lo lejos.

— Izuku-san... — T/n juntó sus frentes y rozó sus labios nuevamente sonrojándolo por completo. — Yo ya puse mi parte, espero ver tu iniciativa muy pronto. — Lo soltó y comenzó a alejarse hasta que recordó algo. — Cierto, sé que te gusto, mi kosei me permite oír incluso tus latidos a ciertos metros de distancia, te he oído desde que nos conocimos en la cafetería, me causó mucha ternura que me llamaras ángel. 

Después de aquellas palabras la Shield le miró con una sonrisa en sus labios y sus mejillas sonrojadas.

— ¿Q-Q-Q-Qué?

— Pero tranquilo, tienes la suerte de que también me gustas ¡Y el tío Yagi te aprueba! — Elevó un pulgar y entonces un golpe seco se escuchó. — ¡¿I-Izuku-san?!

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— ¡A-Acepto! — Gritó de la nada el peliverde hasta que notó que estaba en la enfermería. — ¿E-Eh? ¿Y-Y Shield-san? — Visualizó a Todoroki leyendo un libro a un lado de la camilla.

— Su tío, un tal "Yagi", pasó a buscarla y se tuvo que ir. — Explicó mientras cerraba el libro. — Te habías desmayado y yo era el único que podía acompañarte hasta que despertaras.

— N-No puede ser... ¡Mi oportunidad! — Se agarró el cabello entrando en un modo depresivo, pero el bicolor le palmeó la espalda.

— No te rindas, Midoriya.

— T-Todoroki-kun ¡Wahhh!

Y sí... Midoriya comenzó a llorar por la emoción de tener a alguien apoyándolo de forma tan amable.