〖Flechazo ➸ Midoriya Izuku〗

ᶜᵃᵖⁱᵗᵘˡᵒ³

Hoy era el día.

— ¡D-Debo hacerlo!

Midoriya miró con valentía la puerta de la cafetería y entró sin dudar más, seguiría el consejo de Tsuyu y le hablaría a la chica misteriosa.

Miró el lugar encontrando a diferentes estudiantes e incluso a su profesor a cargo bebiendo un café con Present Mic, pero les ignoró. 

Porque ella estaba ahí, en la última mesa como siempre.

— T-Tal vez deba pedir algo primero. — Susurró para si mismo mientras se sentaba a dos mesas de ella.

Quería hablarle, iba con toda la intención de hacerlo, pero ahora sus nervios atacaban y sobretodo al notar el pequeño cambio en la chica.

Llevaba un nuevo peinado.

Estaba seguro que muchos lo dejarían pasar por alto o simplemente ignorarían ese pequeño aspecto en ella, pero a él ese pequeño cambio lo dejaba varado en la nada. Su mente estaba en blanco, pero podía estar seguro de que su corazón y sus ojos estaban completamente absortos en su belleza y sobretodo en esos lindos mechones rebeldes que caían por los costados de su rostro.

Al ver como el mesero le dejaba una chocolatada agradeció mientras sentía unas palmadas en su espalda.

— Intenta disimular un poco, amigo.

Al oír eso asintió de forma robótica al mismo tiempo que se sonrojaba fuertemente al oír la pequeña risa del mesero.

Podría morir ahí de la vergüenza ¡Era demasiado obvio!

Recostó la mitad de su cuerpo en la mesa mientras cubría un poco sus acaloradas mejillas y miraba con algo de anhelo a la chica que parecía concentrada en su cuaderno, siempre estaba tan concentrada a tal punto que le aseguraba el hecho de que ella no lo notaría jamás.

Él era un cero a la izquierda comparado con esa chica hermosa que parecía irradiar luz a su alrededor ¿Era un ángel acaso?

Quién sabe, de solo pensar en acercarse a una persona con tal aura la cobardía lo inundaba diciéndole que no era digno de siquiera dirigirle la palabra, pero aún así...

— Quiero oír su voz... 

Soltó un pesado suspiro mientras se enderezaba y comenzaba a beber su chocolatada.

Al parecer hoy no era el día, pero valía la pena quedarse apreciando sus gestos, estaba seguro que ese no era el fin después de todo, no podía simplemente rendirse.

Debía tener más oportunidades o crear unas nuevas, la forma en la que su corazón latía de forma frenética le aseguraba que no podía siquiera pensar en rendirse, no podía dejar de lado ese bello sentimiento que ella le había hecho experimentar.

— ¿Ya te rendiste... ? 

T/n susurró mirando de reojo al peliverde que ahora pagaba su bebida para después salir algo derrotado de la cafetería.

Inevitablemente la chica dejó de lado su cuaderno e infló sus mejillas con cierta molestia, le molestaba que el chico no se atreviera a hablarle, pero al mismo tiempo le parecía tierno.

Ella no quería ser la primera en acercarse por el simple hecho de que quería verlo siendo valiente, quería verlo avergonzado buscando una excusa para poder hablar con ella, quería que él no se rindiera y se atreviera a empezar algo.

— Vamos, tampoco muerdo o algo así.

Soltó un último bufido antes de volver a retomar sus apuntes respecto a su nuevo invento, esperaba que el pecoso se acercara en poco tiempo.

De verdad lo esperaba.