Ayuda del Lord.

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Kokeworth, Spinner's End, Inglaterra 18 de agosto 1977.

No supo cuanto tiempo estuvo llorando, quizá habían sido horas y los Aurores estaban por entrar en su puerta, quizá solo habían sido minutos, ya no importaba.
Nada importaba realmente, su mente le estaba jugando una mala partida, por un lado quería buscar una manera de viajar en el tiempo y hacer como si los últimos 15 años de su vida no hubiesen pasado, despertar con un beso en la frente por parte de su madre y un abrazo de su padre... Algo que sucedía a menudo antes de que todo se fuera al carajo, antes de que él, por ser un horrible fenómeno arruinara todo.

Cerro los ojos con fuerza pensando, imaginando en los hubiera, pero todo en el le decía que eso era su culpa.
Y ahora con solo 17 años estaba sólo, con 17 años había quedado completamente huérfano, sin sustento, sin familia y sin un lugar al cual ir.
Planteo por unos segundos el cruzar el bosque y hablar con Darcy pero, ¿Y sí no estaba sola? ¿Y sí ella también lo veía como a un monstruo? No, su alma ya no podía soportar un daño más.

Tomando toda la valentía de la cual carecía agarro su varita y salió al patio trasero ahí, donde su madre solía plantar rosas y lirios y donde su padre solía reparar ese coche viejo y desgastado por los años.

Morsmordre— Sus labios se movieron por sí solos conjurando una calavera de tamaño colosal, compuesta de lo que parecían estrellas de color esmeralda y con una lengua en forma de serpiente que le salía de la boca.
La imagen le causó un estremecimiento cuando se alzo aún más en el cielo  resplandeciendo en una bruma de humo verdoso, ya no había marcha atrás, los mortífagos sabrían que él había cumplido con su misión y los Aurores no harían una investigación al respecto de la muerte de un muggle.
Tomando el resto de sus pertenencias miro por última vez el cuerpo de su padre y entró a la chimenea.

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Little Hangleton, 18 de agosto de 1977.

Las llamas de la chimenea se encendieron dejando pasar a un Severus con un par de maletas, aunque lo que parecía llamar más la atención era que estaba completamente desalineado, con los ojos rojos posiblemente a causa del llanto, manchas de sangre y la mirada perdida.

—Severus... ¿A qué debo tu... Visita?— La voz del Lord llamo la atención del menor quien hasta ese momento seguía parado a un lado de la chimenea con la mirada en el suelo.

—Yo... He asesinado a mi padre— Por un momento se había planteado decir que había sido un error, quería, pero parte del decía que no debía mostrarse débil frente al hombre y supo que tenía razón al notar la sonrisa casi orgullosa del hombre frente a él.

—Vamos, te llevare a tu nueva habitación— La voz casi calma del Lord le hacia sentir incómodo e incluso podría rallar a la irascibilidad, ¿cómo era posible que una persona pudiera sentirse orgullosa por matar a otra?—Se lo que estas pensando mi querido Severus, pero no es tu culpa— Por un instante esa frase lo había hecho sobresaltarse ¿le había leído el pensamiento? No, sus barreras de oclumancia aún seguían arriba.

—Mi madre era peor— Dijo casi al instante, sentía que el shock vivido había retirado su filtro y ahora diría cualquier estupidez sin pensar en las consecuencias.

—Nadie tiene la culpa de los padres con quienes nos toca vivir, pero puedes cambiar la forma en que crías a otra persona— Respondió el hombre impasible abriendo la puerta de la habitación contigua a la suya dejando ver que dentro había una cama matrimonial con sábanas en color gris obscuro, muebles en madera de ébano y una alfombra de color verde.

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