Anam Cara

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Capítulo diecinueve

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Capítulo diecinueve

Que belleza guardan aquellos que no encuentran su lugar entre tanta gente, no es soledad, es un privilegio no encajar
Elena Poe

Ed Sheraan — Friends

Al llegar la noche aún más oscura no sabía exactamente en qué posición me encontraría con Lucas, era demasiado tarde para llevarlo de vuelta a casa y las calles estaban cerradas por las nevadas.

— Hija mía, dile a ese chico bonito que duerma en casa — dijo mamá mientras me guiaba un ojo y lavaba la vajilla

Me sonrojé instantáneamente y aclaré mi garganta, mamá rió a voz baja y volvió a guiarme un ojo.

— Lo que sea que hagan, no hagan mucho ruido

— ¡¡¡Mamá!!!! — exclamé regañandola y ella rió a viva voz — Ni siquiera es mi novio

— Bien, bien, lo que tú digas — dijo ella levantando los brazos, rindiendose

— ¿Dormimos juntos? — le pregunté, porque ahora mismo mi cabeza estaba hecha un lío

— Eso solo lo sabrás tú — dijo mamá y se retiró de la cocina con todo el glamour del mundo

Bebí un poco de agua fría y le recé a Dios para no caer en la tentación del chico de ojos marrones y lindos hoyuelos. Caminé hasta la sala, donde se encontraba Lucas mirando un programa de televisión que papá había dejado emitiendo

— ¿Qué estás viendo?— le pregunté acercándome a él

¿Por qué era tan hermoso?

— No lo sé, al parecer es un programa sobre como ser un buen cocinero — explicó el mientras sonreí, dejando ver su hoyuelo

— Tu sabes sobre eso ¿no? — inquirí y el sonrió — casi ganamos una competencia de comida

— Si, fue un día divertido — admitió mirando hipnotizado hacia el horizonte — todos los días son divertidos desde, desde que llegaste

Por un segundo olvidé como respirar, sus palabras salieron tan naturales y reales de sus labios. No podía creer que fuera la diversión de alguien, cuando soy tan, aburrida y opaca

— Gracias por eso, había olvidado como reír — confesó y colocó un mechón de cabello detrás de mi oreja — gracias por ser mi Anam Cara

No había entendido las últimas palabras que el había dicho y fruncí el ceño para darle a entender esto, automáticamente el sonrió y me miró directamente a los ojos

— Es gaélico, significa que, eres mi alma gemela — confesó con una sonrisa enorme y los ojos llenos de brillo

Sus palabras abrazaron mi corazón y lo estrujaron en menos de un segundo, era inexplicable la forma en la que me había hecho sentir. No quería hacerme ilusiones, pues, Lucas no es más que mi amigo, pero, a un amigo no se le llama alma gemela

— Gracias por eso, Lucas — le dije y el sonrió — Tu también eres mi Anam Cara

Rápidamente, casi como por inercia atrapó mi cuerpo y lo abrazó, fue un abrazo sanador, lo necesitaba. Sentía su olor, su seguridad, su tranquilidad y la serenidad que me provocaba. Olía a flores y un poco a colonia de hombre muy fuerte. Su barba me picaba un poco en el cuello y sus cabellos me hacían cosquillas

— ¿Puedes quedarte esta noche? — me atreví a preguntarle cuando nos apartamos el uno del otro

El parecía un poco confuso y bastante dudoso, frunció el ceño y me miró nuevamente

— ¿Estás segura de eso? — preguntó Lucas y yo asentí con toda la seguridad del mundo — entonces aquí estaré — afirmó y yo sonreí para mis adentros

Lo tomé de la mano y lo guié hasta mi habitación, no era muy espaciosa pero era lo suficientemente acogedora.

— Tu dormirás aquí — dije señalando el lado derecho de la cama — y yo acá — señalé el izquierdo, tengo algo con los lados izquierdos

— Por mi está bien — dijo el y yo tomé unos edredones que habían en el armario para no congelarnos con la fría noche de diciembre

Entré al baño y me cambié de ropa, dejé atrás mi ropa bonita y usé un pijama de ositos pandas y palabras bonitas. Cuando salí del baño me encontré con un Lucas sin camisa y con solo el pantalón, pero sin el cinturón negro que traía antes

Me tumbé en el lado derecho de la cama con todo el cuidado del mundo, y tomé mi libro nuevo, lo compré hace solo unos meses y aún lo estaba leyendo.

Orgullo y Prejuicio, para muchos uno de los mejores clásicos de la historia, escrito por Jane Austen, una obra de arte, yo aún lo estaba leyendo pero ya estaba amando a Darcy.

— ¿Qué lees? — preguntó el mientras se acostaba y posicionaba su brazo debajo de su cabeza

Parecía un dios esculpido por los ángeles en esa posición, mostrando su abdomen trabajado, las venas de sus brazos y sus músculos perfectos, era una tentación, era como Adán. Como la manzana que no se puede morder

— Orgullo y prejuicio — respondí y el sonrió como si algo hubiese iluminado su mente

"Sí, pero eso fue cuando comencé a conocerla, porque hace ya muchos meses, que la considero como una de las mujeres más bellas que he visto" — citó el con total fluidez y seguridad en sus palabras

— No sabía que lo habías leído – le dije y el sonrió, pero esta vez de lado, había una parte de él, curiosa y oscura, que llamaba toda mi atención, como una polilla a la luz

— Con todas las cosas que no sabes de mi podrías hacer un libro — comentó el y sin saber bien el porqué, reí, porque el sabía hacerme reír

— Qué poeta — burlé y me dedicó una sonrisa

— ¿Te he dicho lo bonita que eres? — preguntó y cortó toda mi fuente de aire, porque sentí que dejé de respirar

Negué con la cabeza y el se sentó en la cama, apartó el libro que tenía en mis manos para otro lado del colchón y tomó mi rostro con sus manos

Mis ojos se cerraron por inercia, sus dedos acariciaron mis mejillas, mis labios y todo mi rostro, contorneó cada parte de el, haciéndome sentir el mismo cielo. Su tacto era suave y cálido, diferente. Sonreía cuando tocaba mis labios, mis vellos estaban de punta y mis sentimientos estaban a flor de piel

El se acercó a mi, y estando a centímetros de mis labios, me miró a los ojos fijamente

— Eres hermosa — fue lo último que dijo

Sonata de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora