Constantemente me recuerdo a mi misma que el jamás pondría su mirada en mi.
Es más, puedo apostar a que ni siquiera sabe que existo o simplemente no quiere saber de mi.
Quiero decir, he sido como una puta sombra. No, ni a eso llego.
Soy, prácticamente invisible. Ante el y ante los demás que suelen subestimarme.
Refiriéndome a mi y a la forma en que lo hacen los demás. Soy solo un desastre andante que termino en ma milicia por pura suerte.
Aun recuerdo la primera vez que llegue aquí. Nadie quiso enseñarme, los entrenamientos eran pesados y ser una de las pocas mujeres en el equipo, se mofavan diciendo que era débil y me excluian cada vez que tenían oportunidad.
Todos ellos eran unos idiotas.
Pero no podía quejarme, eso implica mi labor en este lugar.
No debería importarme.
Nunca me importó tanto como ahora.
Desde que llegó el me prometí ser la mejor de mi equipo, me jure que mi rango seria más alto.
Solo porque quería impresionarlo.
