Acuario

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Minghao sentía la molestia de una aguja en el brazo derecho, por suerte, no era la mano que usaba para dibujar.
No había abierto los ojos, la luz en sus retinas era suficiente para molestarlo, pero aún así comenzó a escuchar atentamente a su alrededor.
Un pitido mecánico le aturdia cerca de su oido, sus piernas estaban adormecidas pero sus brazos podían moverse un poco, aunque sentía un ligero dolor cuando lo hacía; prefirió quedarse quieto.

Un par de voces conversaban en la misma habitación y en voz muy baja, más con la intención de no despertarlo que de no dejarlo escuchar.

— Intenté hablarle pero no quiso, le dije que por lo menos me de una explicación y me ignoró —Podía reconocer la voz de Seungkwan, pero no sabía cuantas personas habían en la habitación.

— Yo no creo que haya sido así como dijiste antes... —Esta vez había sido Jihoon, su voz se escuchaba incluso más baja de lo normal, a la vez que agotada.

— Claro, entonces la bicicleta se rompió sola por la noche.

— Seungkwan, el volumen —La voz profunda de Hansol había aparecido a calmar las aguas, ambos jóvenes hacían su mayor esfuerzo por no gritar.

Mantuvieron el silencio un momento, mientras uno de ellos tomaba mucho aire y lo dejaba salir de un soplo.
Minghao intentó abrir los ojos lentamente, aunque estos parecían pegados y le estaba costando.

— ¿Cuando dijo que iba a llegar? —Jihoon se escuchó un poco más cerca que antes.

— Tiene que estar llegando en un par de horas, seguro antes de las siete, salió ayer apenas le mandé el mensaje.

Hizo su último esfuerzo por abrir los ojos, consiguiendo separar un poco sus párpados y pestañeando un par de veces cuando la luz fue demasiado fuerte.
Al contrario de lo que creyó, veía todo a su alrededor muy claramente, era una sala de hospital muy rústica, con paredes de color amarillo pastel y verde, unas cortinas de flores en la ventana a su derecha, y sillones de cuero junto a la puerta de entrada.
Sin contar con que, aún estando en una camilla moderna, estaba siendo cubierto del frío con unas frazadas gruesas que llevaban estampada la imagen de un león.

Se sentía como en la casa de una abuelita, así que pudo deducir que todavía seguía en el pueblo.

Seungkwan abrió grandes los ojos cuando vio a Minghao despertar, levantándose de la silla y alarmando al resto de los chicos en la habitación.
Sorprendentemente nadie gritó, los jóvenes se acercaron con cautela a la cama, cuidando sus movimientos por si algo le dolía.
Wonwoo y Chan también estaban en la habitación, se acercaron rápidamente cuando lo vieron despertar, pero mantuvieron el silencio.

El primero en hablar fue Seungkwan.

— Hao... —El menor intentó decir algo mientras acariciaba la frente del artista, pero las palabras parecían no querer salir de su pecho.
En compensación, el joven se acercó con cuidado hacia Minghao, envolviendo su cuerpo en un abrazo mientras sus manos temblaban en su espalda.

Wonwoo llamó la atención del menor para que tuviera más cuidado, pero aún así el artista devolvió el abrazo un segundo después.
Eso habilitó a que todos en la habitación se acerquen un poco más a la camilla, intentando consolar al joven con un abrazo grupal hasta donde se podía, y tratando de no tocar mucho su cuerpo ya que una gran parte de este seguía vendado por las heridas.

— ¿Te duele algo? —Preguntó Jihoon cuando se separaron, Seungkwan no podía hablar, las lágrimas no dejaban de caer por sus ojos y cerraban su garganta.
No estaba triste, sino aliviado ya que había aguantado esa angustia desde el día anterior, manteniéndose fuerte por los chicos de la casa pero dejando salir sus sentimientos una vez estuvo tranquilo.

Motivation - JunhaoWhere stories live. Discover now