Capitulo 43 (Maratón 3/6)

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¿Me fui dos minutos y ya estabas coqueteando?.- Nate me mira con ojos entrecerrados.

No estaba coqueteando!.- Replicó.- Solo me preguntó mi nombre.

Claro, volveré mañana.- Recita mis palabras mientras imita mi voz.

¿Escuchaste eso?.- Mis mejillas se enrojecen.

Que vergüenza.

También vi cuando se te caía la baba mientras lo mirabas.- Su voz suena molesta.-Ya no volveremos ahí, el café sabe mal.

¿El café sabe mal? Mis polainas.

Nate Mora me está haciendo una escena de celos.

Es absurdo que te molestes por algo como eso.- Doy un sorbo de la malteada.- La malteada está rica.

Pues si la hizo el claro que debe estarlo.- Dice con voz baja.- Debió haberle echado algo.

Una risa emana de todo mi cuerpo.

Quieres probar mi malteada.- Le estiró el vaso mientras el me mira con hastío.-Andaaaa.

Se acerca de una manera peligrosa a mi hasta beber de la malteada mientras aún la tomo con mi mano.

Su cuerpo está a una distancia muy corta de mi que me hace poner los nervios de punta.

Mientras bebé de la pajilla me mira a los ojos.

Es casi como si quisiera provocarme.

Madresita santa dame autocontrol.

Un pequeño flashback llega a mi mente y siento como mi cuerpo empieza a temblar.

Aquella noche, el que solo iba a ser un pequeño beso duro demasiado, la manera en la que nos aferramos el uno al otro me dejó sin aliento.

¿Estás recordando cosas?.- Su voz me trae en si mientras una sonrisa socarrona invade sus labios.

No sé en qué momento dejo de beber del vaso.

Idiota.- Digo mientras camino rápidamente para dejarlo atrás.

Dani.- Llega rápidamente hasta mi lado.- Pareces un tomatito.

Dejame en paz.- Susurró una vez que entramos a la escuela.

Odio que me miren.- Dice mientras caminamos al salón.

Acostumbrate.- Susurró mientras doy un sorbo de la malteada.

Ahí va nuestro tercer beso.- se acerca hasta mi oído.- Este no fue tan bueno verdad, ¿será por qué fue indirecto?

Estás siendo muy molesto Nate.- Lucho internamente por no ponerme más roja.

Ya ya.— Enlaza su brazo con el mío para caminar por la escuela.— Ni siquiera recuerdo dónde está el salón.

Decido ya no decir nada.

Seguimos caminando hasta entrar al salón, todos nos miran o a Nate para ser exactos.

Vamos atrás.— Susurra jalandome.

Claro.— hablo con voz baja.

Nos sentamos en las últimas dos butacas de una de las filas mientras el salón termina de llenarse bebo de mi malteada.

Dejame probar tu café.— Me giro para verlo.

Claro que no.— Su cara está metida entre sus brazos.

Andaaaa.— Digo con un puchero.

Estiró un par de cabellos para escucharlo quejarse.

Lo tire en cuanto entramos a la escuela.— Dice sin mostrarme su cara.— Te dije que sabía mal.

El Tiempo Lo Cambia Todo. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora