Capitulo 45 (Maratón 5/6).

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Antes de que mi alarme suene despierto.

Vaya, esto no se ve todos los días.

Normalmente suelo aplazarla de dos a tres veces hasta que mi madre literalmente toca como si quisiera tumbar la puerta.

Hoy madrugaste hija.— Mi padre me ve con sorpresa.— ¿Sera que caerá nieve Lidia?

Mi madre suelta una risa mientras le sigue el juego a mi padre.

¿Cómo es que pueden reír por las mañanas?

¿Quien es feliz madrugando?

¿Quieres un hot cake o huevos?.— Mi madre me pregunta mientras yo la sigo mirando con mis ojos entrecerrados.— Despierta Aylin.

Huevos.— Musitó mientras doy un bostezo.

Ve a lavarte la cara.— Me dice para regresar a cocinar.— Rápido.

Me levanto con pesar para caminar hasta el baño.

Mientras que voy subiendo me tallo ambos ojos.

¡Enana!.— La voz de mi hermano me hace abrir los ojos.— Cierra la puerta, ¡cierrala!

Apenas y puedo procesar que mi hermano está ahí, semidesnudo igual que lo estaba Nate.

¿!No sabes lo que es tocar!?.— Siento cómo me empuja hacia atrás para cerrar la puerta.

Lo siento.— Murmuro apenas y soy consiente.— No sabía que estabas dentro.

Por eso se toca antes de entrar, burra.— Escucho que dice molesto.

Me recargo en la pared.

¿Madre mía, pero será que las desgracias no terminan?

Mi hermano sale del baño fulminandome con la mirada.

Ahora ya lleva puesto pantalones pero su torso sigue desnudo.

Meh, nada deslumbrante.

Ya puedes entrar, tonta.— Camina hasta su cuarto para cerrar su puerta seguido puedo escuchar como pone el seguro de esta.

Entro rápidamente para mojarme la cara y ver mi reflejo en el espejo.

(***)

¿Irás por tu café?.— Nate me mira a lo que solo niego mientras sigo caminando con la mirada en el suelo.— ¿Que te sucede?

Nada.— Contesto rápidamente. — ¿A ti que te pasa?

Oh no Danielle no intentes el rebatir el tema con otra pregunta.— Se pone frente a mi.— Mírame.

No.— Cierro mis ojos una vez que me toma de la cara.

Abre los ojos, no seas infantil.— Su voz es algo graciosa.

¡No quiero!.— Aprieto más fuerte.— ¡No!

Siento como mi cuerpo se estremece al sentir sus dedos en mis caderas.

Mi punto más débil.

¡Cosquillas no por favooor!

¡Dejame!.— Reprimo varias risas.

Dime qué es lo que te pasa.— Ataca mi cuello.

Me sostengo de sus hombros para no caer al suelo.

Ya está bien.— Golpeo sus manos para hacerlo hacía atrás.

Mientras me repongo el tiene sus brazos cruzados y apenas siento su mirada los nervios se me ponen de punta.

Usar las cosquillas fue demasiado cruel Eliad.— Murmuro con seriedad.

El Tiempo Lo Cambia Todo. ©Where stories live. Discover now