24. Distinto

1.3K 169 17
                                    

•JK•

Elegimos un lugar tranquilo, separado del resto de la gente y los niños que juegan en el parque.

Tiramos una pequeña manta en el césped y organizamos todo lo que trajimos: sánguches, jugo, pastel de frutos rojos y galletas. Finalmente, Jimin extrae de su mochila un estuche cuadrado, inclino mi cabeza con curiosidad y él me mira con una sonrisa.

—Mi cámara —dice, mientras la saca y me apunta con ella—, para capturar personas bonitas.

Yo me sonrojo y él me toma una foto. La observa y dice:

—Muy bonito, en verdad.

Se acerca hasta mí y se coloca a mis espaldas. Pasa los brazos por mi cuello y me enseña la foto. Su cercanía hace que trague pesado, mi corazón comienza a latir desesperado y solo puedo pensar en que si ambos giramos un poco nuestros rostros, nuestros labios podrían encontrarse.

Como si Jimin pudiera oír mis pensamientos, voltea un poco hacia mí y yo hago lo mismo. Mis ojos se disparan hacia su boca y me quedo sin aliento. Sus labios son rosados y brillantes, pomposos y con forma de corazón.

Antes de que pueda hacer algún movimiento, Jimin se levanta y se sienta frente a mí y yo me maldigo de nuevo por ser tan lento.

Cuando lo observo, él tiene la cara sonrojada y la vista baja pero una sonrisa traviesa en el rostro. Lo hizo a propósito.

Niego con gracia. Me encanta que sea de esa manera, que sea descarado y que le guste ponerme nervioso. Sabe que puede hacerlo, así que aprovecha la situación.

—Cuéntame un poco más de ti —pide, mientras se lleva una porción de pastel a la boca—. No me has dicho demasiado acerca de ti mismo.

Es verdad. A pesar de que hemos hablado por mensajes —mucho—, no le he dicho muchas cosas sobre mi vida. Soy una persona reservada, no suelo compartir mi intimidad a menos que esté sumamente en confianza. De otro modo, no surge en mí la necesidad de sacar a relucir aspectos de mi vida privada. Tampoco soy una persona activa en las redes sociales, muy de vez en cuando subo una foto o publico un tweet, pero creo que todo pasa por el hecho de que hay momentos o situaciones que son mías, solo mías, y deben quedarse de esa manera.

Podría decir que, en ese aspecto, Jimin y yo somos completamente contrarios, porque mientras que yo prefiero mantener todo en lo privado, a él le gusta fotografiar cada pequeña cosa. Y con esto no me refiero a que sea un aspecto negativo, al contrario; no tan solo es su pasatiempo, sino también parte de su trabajo, él vive a través del momento compartido y eso es maravilloso.

A pesar de sentir cierta inseguridad al compartir mi vida, con Jimin es distinto. Siento que, de alguna manera, el hecho de que él me haya dicho tantas cosas de sí mismo el primer día en nuestra videollamada, hace que contar mi privacidad no se vuelva un aspecto incómodo. Siento una sensación cálida, porque creo que cualquier cosa que diga está bien cuidada en manos de Jimin.

Le hablo acerca de mi trabajo, mis amigos, mis pasatiempos, mi familia... Pasamos el tiempo así, en un ida y vuelta de datos acerca de nosotros mismos que nadie sabe y que a partir de ahora se mantienen como un secreto entre él y yo. Reímos, comemos y, de vez en cuando, muevo mi mano para acariciar su rostro o sus brazos. Él se deja, y me dedica una sonrisa cargada de timidez, ternura y emoción.

Siento que todos los nervios que venía sintiendo se han desvanecido con el correr del día. Jimin se ha encargado de hacerme sentir cómodo y sin miedos de ser yo mismo, me brinda la confianza para hacer el ridículo y decir chistes que a nadie le dan risa, pero a él sí. Y lo mejor de todo es que no finge, que es genuinamente feliz de estar aquí conmigo, que disfruta honestamente de mis chistes malos y que verdaderamente se emociona cuando rozo sus dedos con los míos. Jimin es distinto y solo puedo pensar en que quiero hacerlo feliz por mucho más tiempo, que no quiero que la sonrisa que me dedica se la brinde a alguien más, que quiero verlo todos los días porque no me canso de mirar hacia sus ojos color café que brillan cada vez que pronuncio nombre.

Ahora estamos en silencio. Yo tengo mis ojos cerrados y mi cabeza está apoyada sobre el regazo de Jimin. Él acaricia mi rostro con delicadeza y contornea mis rasgos con sus dedos. Cuenta mis lunares y cada tanto suspira.

—Jungkookie, ¿puedo preguntarte algo? —dice Jimin en voz baja.

—Mhm —asiento murmurando.

—¿Qué fue lo que te hizo cambiar de opinión?

Abro mis ojos y lo miro con confusión.

—¿A qué te refieres? —pregunto.

—Quiero decir que... —Suspira y luego sacude la cabeza—. No importa, no me hagas caso.

Me siento inmediatamente y tomo una de sus manos.

—Dime —insisto—, quiero saber.

Él baja la mirada y traga saliva.

—No entiendo qué te hizo cambiar de opinión respecto a mí —contesta en un susurro—. Era muy claro para mí que no tenías intenciones de querer salir conmigo, por eso comencé a alejarme. Creí que a lo mejor estaba siendo demasiado intenso o molesto con mis mensajes y fotos, y el día en que volví y nos vimos en la cafetería ni siquiera me mirabas a los ojos o respondías a mis intentos de querer avanzar.

»En serio esperaba que me detuvieras cuando me levanté de la mesa, pero no lo hiciste. Creo que ese fue el momento en el que confirmé que mis intentos eran en vano. Pero luego llamaste. Y en el momento en que acepté, me odié, porque lo primero que pasó por mi cabeza fue que estabas jugando conmigo, que no me estabas tomando en serio y que yo ya estaba muy ilusionado como para dar marcha atrás.

»Quiero que seas honesto, porque ya no sé qué pensar. A mí me gustas, Jungkook. Me gustas mucho. Pero si tú no te sientes igual, necesito que me lo digas.

Jimin aprieta fuerte mi mano y yo uso la que tengo libre para agarrarlo de la barbilla y subir su rostro.

—Jimin... —susurro su nombre y me acerco un poco más. Estamos tan cerca que podemos sentir la respiración del otro—. Lamento que hayas sentido que no estaba interesado en ti; no quiero mentirte y decir que estuve seguro desde un principio, porque no es así. Pero te prometo que cada reacción que tuve no fue alimentada por el desinterés, porque lo cierto es que me encantas. Todo, absolutamente todo de ti. Pero tienes algo que aún no logro descifrar, algo que hace que me vuelva tímido y actúe de manera completamente distinta a como planeaba en un principio.

»Cada vez que pienso en ti, siento que se me corta la respiración y se aceleran mis latidos, algo parecido a lo que deben sentir mis alumnos cuando los hago correr seis vueltas a la cancha —ejemplifico y él ríe. Sacudo la cabeza y río yo también—. ¿Ves? Ni siquiera puedo expresarme de manera romántica, pero es que te tengo tan cerca que lo único que puedo pensar es en besarte.

Jimin deja de reír y mira mi boca.

—Hazlo.

No necesito otra indicación, agarro su nuca y lo atraigo a mí y...

Dios.

Es el mejor beso de mi vida.

A reason to stay ☕ | hv - kmWhere stories live. Discover now