─ chapter nineteen

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TRECE DE DICIEMBRE, tan solo faltaban horas para el partido contra Croacia por el pase a la final de la copa del mundo.

Eran alrededor de las dos de la mañana cuando Sol llegó al complejo de la Universidad Nacional de Qatar después de haber tenido una salida para cenar con todas las mujeres de los jugadores de la Selección argentina. Todo había sido idea de Jorgelina y Linda, para tener una noche sólo de chicas que fuera memorable en un momento tan lindo y especial como el que estaban viviendo. Y para todas ellas estaba claro que Sol debía estar incluida, ya era una más de ellas, se había vuelto parte vital del grupo y sabía que su "status" de no ser botinera como todas ellas duraría muy poco.

La noche se había pasado llena de risas y charlas sobre lo que cada una estaba viviendo, como estaban disfrutando de la estadía y todas las cosas que estaban aprovechando para hacer. Habían incluso hablado de la posibilidad de hacerse un tatuaje todas juntas para conmemorar lo que había sido toda esa experiencia que estaban viviendo juntas, aunque aún tenían que definir el diseño y probablemente esperarían a ver que ocurría con la Selección para definir si lo hacían en relación a ello.

Sol bajó del auto que Linda había alquilado para moverse por Qatar, dedicándole una sonrisa cálida y un gracias, para luego despedirse de ella y de Camila Mayan a quien Linda también estaba llevando para poder dejarla en su departamento. La chica de ojos chocolate ingresó tratando de hacer el menor ruido posible, porque lo que menos quería era molestar o despertar a alguien, cuando sabía lo mucho que el plantel necesitaba dormir y descansar.

Un sonido de sorpresa escapó de sus labios cuando vio que en los sillones de la entrada la televisión estaba encendida y había alguien sentado en los mismos, con una taza en su mano.

— ¿Juli? —cuestionó Sol acercándose un poco más, llegando a ver el rostro del cordobés con mayor claridad gracias a la luz que emitía la pantalla de la televisión— ¿Estás bien? ¿Pasó algo?

Al oír su voz, Julián giró su cabeza para mirarla, apreciando lo bonita que se veía con esa ropa. Una pequeña sonrisa dulce en sus labios— Si, si, todo bien. —el chico hizo una pausa, levantando su taza— No podía dormir y pensé que por ahí hacerme un té me iba a ayudar a conciliar el sueño, siempre que me pasa eso tomo un té de lavanda porque tiene como un efecto sedante.

— ¿Y está funcionando? —preguntó la chica dejando su bolso a un lado y tomando asiento junto a él.

Julián negó sonriendo— No, todavía no. Supongo que los nervios por el partido son más de los que pensaba.

— Tengamos fe de que va a salir todo como esperamos, vienen con un nivel de rendimiento buenísimo, y estoy segura de que hoy no va a ser la excepción. —la chica colocó una mano sobre su rodilla con suavidad, provocando un cosquilleo en el cordobés.

— Esperemos que sí, tengo la sensación de que algo bueno va a pasar, espero no equivocarme. —dijo el chico dándole un último sorbo a su té para luego dejar la taza en la mesita, girando su cuerpo para observarla, una expresión nerviosa en su rostro— Igual, lo de los nervios y el té no era lo único por lo que estaba despierto... ¿Ya sabes que camiseta vas a usar hoy?

La chica arrugó su nariz tiernamente— No, tengo algunas que todavía no usé, pero no estoy segura de cuál voy a ponerme, tengo que fijarme bien para no cagarla y no repetir.

Julián asintió— Yo... tengo algo para vos, Sol. —girando ligeramente su cuerpo, el cordobés tomó de su costado derecho una bolsa oscura que Sol hasta el momento no había notado por la oscuridad y la poca iluminación que brindaba la televisión— La tengo conmigo desde que salimos de Argentina, pero estaba esperando el momento indicado para poder dártela. —Sol tomó la bolsa con el logo de Adidas, una sonrisa dulce apareciendo en sus labios cuando de su interior sacó una camiseta de la Selección Argentina, pero no cualquier camiseta, sino que era la que llevaba el apellido ÁLVAREZ con el número nueve en la espalda. Sol mordió su labio inferior al sentir una sensación de calidez que la invadía de pies a cabeza, su mirada pasando de la camiseta entre sus manos a Julián, que la miraba con una sonrisa nerviosa y sus ojos chocolate vivaces pero inseguros— Sé que tenés otras camisetas que podés usar, y el que te la haya dado no significa que tengas que sí o sí usarla, no quiero que te sientas obligada ni nada de eso, podes hacer lo que vos quieras, pero... Posta me gustaría mucho que la usaras en el partido de hoy, Sol. —dijo casi en un susurro con una expresión insegura que logró derretir el corazón de Sol por completo.

DAYLIGHT | julián álvarezWhere stories live. Discover now