─ chapter twenty four

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ERA VEINTITRÉS DE DICIEMBRE, lo que significaba que ese día a la tarde tenían que viajar a Rosario para poder asistir a la fiesta de disfraces que realizaría Lionel Messi para celebrar el triunfo de la Selección con sus amigos y personas más allegadas. Julián y Sol ya habían conseguido sus disfraces y ya tenían un bolso preparado con todo lo que necesitarían, y probablemente era bastante cliché, pero no aprovechar la idea que habían elegido habría sido un delito.

Aparte de eso, Sol también había preparado su valija porque su fugaz estadía en Córdoba llegaba a su fin. Ella pasaría Navidad con la familia Messi, al igual que el Kun, Benjamín y Sofía, mientras que Julián lo pasaría con toda su familia, y volverían a reencontrarse en Buenos Aires para el Casamiento de Nicolás y Carolina, para después volver a despedirse de forma indefinida porque Julián tenía que regresar a Inglaterra para reincorporarse a los entrenamiento del Manchester City para la Premier League.

Aún no habían hablado de como harían para continuar con su relación, porque Julián estaba instalado con su familia en Inglaterra por el City, mientras que Sol vivía en Buenos Aires y tenía su trabajo ahí. Eran conscientes de que tarde o temprano iban a tener que hablar de eso, pero por el momento preferían ignorar todo ese asunto y disfrutar del momento.

— ¿Sabes a qué hora vuelve el Juli?

Sol, que estaba con su computadora subiendo otro video de los que habían grabado durante el mundial a las cuentas y respondiendo algunos comentarios, observó a Agustín que acababa de entrar a la cocina— Me dijo que tiene para una hora más, más o menos.

Agustín asintió— Creo que ahora hay más nenes que cuando se fue hoy temprano. —su mirada posada en la ventana, viendo el grupo de alrededor de treinta nenes.

La chica de ojos chocolate cerró la computadora y se acercó a la ventana, observando a todos los nenes que estaban en la entrada de la casa de los Álvarez con pelotas, copias de la copa, camisetas de River, el City o la Selección, esperando por Julián para que pudiera firmales las cosas y sacarse fotos con ellos. Sol frunció el ceño al ver que estaban parados al rayo del sol, y que llevaban ahí bastante tiempo ya, alrededor de unas cuatro horas, demasiado teniendo en cuenta que se trataba de nenes. Y es que horas atrás Julián había tenido que salir para ir a dar unas entrevistas de diferentes medios que se habían quedado en el pueblo para hablar con él, y había estado toda la mañana ocupado con eso.

— Che Agus, ¿hay algún kiosco o supermercado por acá cerca? —la chica se acercó a su mochila, tomando su billetera y su teléfono.

Confundido, Agustín asintió— Sí, está a unas cuadras.

— ¿Me acompañas? Quiero ir a comprar unas cosas. —hizo una pausa, para mirar por la ventana, susurrando algo mientras movía sus dedos como si estuviera contando, y fue entonces que Agustín entendió cuál era la intención de Sol— Va a ser rápido.

— De una Sol, igual va a ser mejor que vayamos en el auto.

Así, los dos salieron de la casa, Sol preguntándole antes a Mariana si necesitaba algo del super, para subirse al auto y con cuidado saliendo por donde estaban todos los nenes esperando. La chica les dedicó una sonrisa al pasar mientras gritaban su nombre, el de Agus y el de Julián.

Para cuando los dos volvieron ya habían pasado alrededor de unos quince o veinte minutos, y cuando pasaron el portón de la vivienda, Mariana y Gustavo observaron con curiosidad las cajas y las bolsas que los dos chicos bajaban del auto y como después se acercaban al portón donde estaban todos los nenes esperando. Secándose las manos con un repasador, porque estaba terminando de cocinar el almuerzo, Mariana salió al patio delantero acercándose a la entrada intrigada por lo que estaban haciendo.

DAYLIGHT | julián álvarezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora