Capítulo 1: Se busca secretaria

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Tres meses de renta. ¡Ya debía tres meses de renta! Pronto me iban a echar, eso era seguro. Lo peor de todo es que no tenía a nadie a quién pedirle ayuda. Sin familia. Mis padres y tíos habían muerto, mientras que los pocos parientes lejanos que quedaban, me habían dado la espalda. ¿Amigos? Tuve uno hace cinco años, pero se alejó de mí luego de confesarle mis sentimientos...

—No tengo todo el día —gruñó la señora que me miraba por encima de la vieja caja registradora del supermercado.

Avergonzada volví a preguntar el precio y pagué con muchas monedas, pues no tenía billetes, lo que la hizo enfadar aún más. Yo solo quería ir a casa a llorar y abrazar a mi gato.



Treinta minutos después subí a hurtadillas las escaleras hacia mi departamento y cerré la puerta lo más despacio que pude. Hoy no tenía la suficiente valentía para enfrentar al dueño del edificio, ni a su dulce esposa, quién dejó que me quedara unas semanas más hasta conseguir el dinero de la renta.

Un maullido suave me dio la bienvenida y sentí cierto pelaje esponjoso rozando mis piernas mientras colgaba mi abrigo y dejaba las llaves en su lugar.

—¿Cómo estás pequeñito? ¿Tienes hambre? Ya traje tu comida —saqué los comestibles de mi bolsa. Huevos, pan, leche, sopa instantánea y un saco de alimento para gatos.

Miré al pequeño animal mientras devoraba el contenido de su plato. Hace un par de meses lo había encontrado en la calle, maullando y tan delgado que era un milagro que estuviera vivo pese a que solo era un bebé. No le puse nombre ya que no podía quedármelo y darle la vida que merecía, pero lo estaba cuidando hasta que estuviera sano para darlo en adopción.

 No le puse nombre ya que no podía quedármelo y darle la vida que merecía, pero lo estaba cuidando hasta que estuviera sano para darlo en adopción

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Luego de cenar fideos instantáneos, me dediqué a buscar ofertas de trabajo en línea. Después de perder mi último empleo, se había vuelto imposible encontrar uno. No podía mudarme, necesitaba estar varias horas en casa para darle medicina y alimento al gatito, y en otros simplemente no tenía experiencia.

Pasadas dos horas, ya estaba bostezando, susurrando una canción infantil para el gatito en mis piernas. Le encantaba que tararee o cante Lavender's Blue mientras acariciaba su barriga.

Pasé muchos minutos repitiendo la melodía y bajando entre los anuncios, hasta que encontré uno interesante: "Asistente de la secretaria principal de un centro turístico"

Solo por curiosidad le di clic y empecé a leer la información extra que otorgaba. Al parecer el trabajo era aquí en Italia. Fuera de Sicilia, en algún lugar de la Toscana, no importaba. Lo mejor era que prometía un buen sueldo, alojamiento y vacaciones incluidas. La experiencia no era necesaria y me pagarían el viaje si lograba clasificar.

Sin dudarlo presioné el link del formulario de postulación. La página era elegante y sofisticada pero no daba mucha información sobre la ubicación exacta y eso me dio mala espina. De igual forma, no perdía nada con llenarlo, así que eso hice.

Secretaria de los VulturiWhere stories live. Discover now