Capítulo 6: Conociendo a los líderes Vulturi

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Habían pasado tres días desde la última vez que hablé con Carmen. Luego de que se reuniera con los líderes, ella estuvo inusualmente callada y amable. Cada vez que intentaba iniciar una conversación, ella me daba respuestas cortas e intentaba evitar cualquier tema ajeno al trabajo.

—Lucía. —estaba absorta en mis pensamientos y me sobresalté cuando escuché la voz de Demetri. Félix y él estaban de pie frente a mi escritorio. —Los líderes solicitan tu presencia en el gran salón.

Aquello me dejó boquiabierta y con torpeza me levanté porque odiaban que los hagan esperar.




Estaba temblando más con cada paso que daba, nunca había llegado tan lejos en el castillo. Los pasillos se hacían más antiguos, hasta que llegamos a una gran puerta, la cual abrieron mis escoltas.

Por un segundo olvidé cómo se respiraba. Había un montón de vampiros formados en los laterales del salón y justo al final, en una elevación, en tres sillas decoradas con grabados de oro se sentaban tres hombres con trajes negros.

Los líderes tenían la piel blanca translúcida, como cebolla, y se veía tan delicada

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Los líderes tenían la piel blanca translúcida, como cebolla, y se veía tan delicada. Sentí un extraño y horrible impulso de tocar sus rostros, para ver si eran suaves o si tenían la textura de la tiza. Sus ojos estaban rojos, pero el color estaba algo nublado, lechoso como cuando uno empieza a envejecer.

Esas debían ser las señales de que eran mucho más antiguos de lo que parecían, me preguntaba cuántos años tendrían y qué tan poderosos serían.

Involuntariamente retrocedí un paso por el miedo que me embargó. Todos voltearon a verme cuando mis pisadas hicieron eco en el piso. Ninguno se movió de su sitio hasta que el hombre de en medio se puso de pie y bajó elegantemente los escalones.

Su edad era dudosa, tal vez estaba en sus treintas; su belleza lo hacía ver más joven, pero su antigüedad le daba un aspecto viejo. Era extraño. Su piel contrastaba con el pelo largo y negro que enmarcaba su rostro.

Cuando estuvo a menos de un metro de mí, por un segundo vi el asombro en sus ojos pasando a convertirse en incredulidad y luego en una pequeña sonrisa.

—Lucía De Angelis... es un placer conocerte. —escuchar mi nombre de sus labios me puso los pelos de punta y fue peor cuando rápidamente tomó mi mano entre las suyas. La acunó como si fuese algo precioso y tras unos segundos cerró los ojos.

Carmen me había dicho que Aro podía leer la mente, todo lo que piensas y pensaste en el pasado, tus experiencias y tus sueños. La incomodidad volvió a invadirme, quedar expuesta de esa forma no debería permitirse. Pero este no era el caso, yo no podía negarme. No obstante, su reacción fue distinta a la que esperaba.

Una ligera arruga se formó en su frente y luego volvió a mirarme.

—Tus recuerdos son borrosos, muchos se desvanecen y muy pocos son visibles. Sin duda tienes un talento en potencia. —Intenté alejar mi mano, pero él no la soltó, hasta que notó mi reacción.

Secretaria de los VulturiWhere stories live. Discover now