Capítulo 7: La mujer de la pintura

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Había dormido muy poco después de todo lo ocurrido en el gran salón. Además, no pude comer más de un par de bocados en el desayuno y realmente no tenía ánimos de volver al Castillo. Sabía que verdaderamente ya no tenía una razón real para asistir, pues me dieron a entender que desde ahora mi presencia solo sería necesaria para probar mis supuestas habilidades.

Tuve que poner algo de corrector en mis ojeras antes de atar mi cabello en un moño suelto y verme en el espejo.

Mi reflejo había cambiado en poco tiempo. En el hotel comía bien, así que mis mejillas ya no estaban hundidas y había ganado algunos kilos que me hacían lucir más saludable que antes. En un contexto más adecuado estaría muy feliz. Aún no recibía mi primera paga, pero en realidad no la necesitaba y tampoco podía gastarla con total libertad.

Luego mis pensamientos fueron interrumpidos.

—¿Cuánto tiempo más piensas quedarte observando tu reflejo? ¡Qué vanidosa resultaste! —Demetri estaba de pie al lado de las cortinas del balcón, mirándome con los brazos detrás de la espalda.

La sangre subió a mi rostro y avergonzada di la vuelta corriendo a tomar mi bolso de la cama. ¿Cuánto tiempo había estado allí? Ellos podían permanecer inmóviles sin cansarse.

—Ya iba de salida, no llegaré tarde. —contesté intentando mirar a otro lado para que no se note mi vergüenza. ¿No pudo al menos fingir que recién llegaba?

Cuando salíamos al pasillo, en vez de tomar el camino hacia las escaleras usuales me llevó por otro corredor por el cual bajamos varios escalones hasta lo que parecía el sótano del hotel, donde abrió una puerta.

—¿A dónde vamos? —pregunté con miedo pues apenas y había visibilidad —por algunas antorchas cada ciertos metros- cuando nos adentramos en ese nuevo pasadizo.

—Aro quiere verte en un lugar especial del Castillo. Esta es una vía más rápida de llegar tomando en cuenta tu velocidad humana. —pese a lo que acababa de mencionar, Demetri caminaba a largas zancadas y yo estaba casi corriendo para lograr seguir su ritmo.

Tomó muy poco tiempo. Por suerte no había mucho polvo y solo evité una araña muerta, de estar viva hubiera gritado y habría quedado en ridículo. Después, cuando el camino se hizo más antiguo y amplio, reconocí el mismo estilo de antorchas que había en el Castillo. Ya no era solo un pasadizo oscuro, también había viejas celdas y otros pasillos que se unían a este. Me preguntaba a qué lugar llegarían y si estarían conectados a toda la ciudad.

Demetri se detuvo frente a unas escaleras y después de subir, llegamos a un pasillo mejor decorado, incluso tenía una larga alfombra roja

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Demetri se detuvo frente a unas escaleras y después de subir, llegamos a un pasillo mejor decorado, incluso tenía una larga alfombra roja. Había una puerta negra al final del corredor, lucía como la entrada a un lugar importante.

—Es allí, Aro te espera. —Demetri dejó de caminar y cuando iba a pedirle más explicaciones, ya no estaba a mi lado.

Odiaba cuando hacía eso.

Secretaria de los VulturiOn viuen les histories. Descobreix ara