𝟏. 𝐋𝐚 𝐩𝐮𝐭𝐚 𝐝𝐞 𝐋𝐮𝐜𝐚𝐬

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Me gustaba tener una vida completamente controlada

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Me gustaba tener una vida completamente controlada. Odiaba lo inesperado, los cambios innecesarios, los días sin planificar. El azar era mi peor enemigo, y los números dentro de mi cabeza se habían convertido en los únicos que podían comprenderme.

Seis veces revisaba mi cerrojo antes de salir de casa y dos veces subía por si olvidaba algo. Caminaba cuatro calles hacia la cafetería el Veleta  y una la corría porque mi mente decía que llegaría tarde. Dos veces entraba porque me gustaba el sonido de la campanilla y tres veces saludaba a Tyler, mi jefe y dueño del restaurante.

— Diez minutos antes, como siempre —Me dijo Tyler, con una sonrisa, esa mañana. Estaba tirando un ramo de flores a la basura, las cuales debía haberle enviado su ex novia. Conté cinco tulipanes.

— El señor Walker llegará antes de la apertura porque su reloj está averiado desde hace ya un mes y Divina no estará acá pronto, pues siempre llega tarde, así que debe haber alguien que se encargue de atenderlo —Había repetido esas treinta y ocho palabras desde hacía ya una semana, pero no me cansaba de decirlas. Conocer mi día me daba tranquilidad.

— ¿Y que harás si el señor Walker decide no desayunar aquí hoy, Merlina?

Mi cerebro casi estalló en ese momento.

— Él vendrá, Tyler —Aseguré, pero mis manos estaban temblando, el aire comenzó a faltarme y mi mente comenzaba a calcular un día sin su llegada.

Tuve suerte esa mañana, pues el señor Walker llegó. Mi día habría sido un completo desastre en mi mente si no lo hubiera visto en la mesa del centro limpiando sus gafas de lectura.

Así pasó el día, mi mente nunca parando de calcular. Divina, mi compañera de trabajo y mejor amiga, decía que debía tomarme las cosas con calma. A mi esa simple frase me daba pánico. No podía imaginar una vida inesperada.

— Señora Baker, por favor, no insista —Casi supliqué mientras intentaba devolverle parte de la excesiva propina que todos los días la mujer luchaba por darme—. Compre algo lindo con el resto —Ella creía que yo estaba siendo demasiado honesta, pero la verdad es que solo quería que esa señora mantuviera lo demás porque de otra forma tendría que volver a calcular mi día.

— Merlina, cielo... —Intentó insistir.

¡¿Por qué los ancianos debían ser tan tercos?!

— Si Merlina no lo quiere entonces lo tomaré yo —Dijo Divina mientras pasaba junto a la mesa con el pedido del señor Galpin entre manos—. Tenga un buen día, señora Baker.

Ella no protestó, tal vez porque le había sucedido lo mismo anteriormente. Creo que comenzaba a entenderme.

— ¡Merlina! —Escuché a Tyler llamarme.

Se encontraba en la caja registradora contando el dinero y entregándole su cambio a Eugene, un estudiante adolescente que siempre pasaba por el lugar para comprar su desayuno. Él decía amar los pastelillos de Kori, nuestro cocinera, pero yo sabía que ese solitario estudiante de enormes gafas estaba un poco enamorado de ella.

𝘚𝘦𝘨𝘶𝘪𝘳𝘵𝘦 𝘰 𝘗𝘦𝘳𝘥𝘦𝘳𝘵𝘦|| ©Adaptación wenclairWhere stories live. Discover now