𝟐𝟎. 𝐒𝐞𝐠𝐮𝐢𝐫𝐭𝐞 𝐨 𝐏𝐞𝐫𝐝𝐞𝐫𝐭𝐞

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Cuando desperté la mañana del día siguiente Enid y yo debimos separarnos

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Cuando desperté la mañana del día siguiente Enid y yo debimos separarnos. Ella había prometido ayudar a Yoko con su vestimenta y el lugar, y yo ayudaría a Divina a escoger un vestido para esa noche. Yoko la habia invitado a cenar.

Me despedí de Enid con seis besos, ante lo cual ella respondió con solo uno, su número favorito del día. Me sentí algo extrañada, pues últimamente Enid elegía cifras altas. Ese día, sin embargo, no parecía querer demasiado.

— ¿Te veré esta noche? —Pregunté a través de la ventanilla.

Ella casi había entrado al edificio cuando yo decidí hablar, así que no me habría extrañado que no me respondiera. La distancia era larga.

Sin embargo, lo hizo.

— Eso creo —Afirmó.

Y una sonrisa se dibujó en mi rostro antes de decirle que la amaba seis veces. Ella también sonrió antes de afirmar lo mismo.

Una hora después Divina  estaba en los probadores. Habíamos llegado a tiempo porque ella exigió conducir, propuesta ante la cual no pude negarme. Ese día quería irme a casa lo antes posible.

— ¿Cómo estuvo tu cumpleaños? —Me interrogó Divina mientras un segundo vestido era arrojado hacia mis brazos. Tenía toques naranjas, así que yo lo había descartado al verla con el— Estoy segura de que fue una locura y todo eso, pero necesito detalles —

— Nid decidió llevarme esposada a un parque de diversiones. Fue increíble, incluso ganó un oso para mí — Mi mejor amiga rio al escucharme.

— Paso en eso de intentar comprenderlas. Es imposible —

— No hay nada que comprender, Divina. Es amor —

— Lo que tú digas... —

Poco después salió de los probadores. El vestido era rojo y le quedaba increíble, pero no se lo dije. En realidad le pedí esperar para ver los otros, pues mi mente no iba a sentirse bien hasta que ella se probara seis. Aunque en el brillo de sus ojos podía notarse la conexión con ese vestido, el color rojo de su prenda era igual que el de los ojos de su novia.

— ¿Y qué tal el sexo? Quiero creer que la locura de ambas también llega a la cama, porque de otra forma esto no tendría sentido —

— Fue increíble, Divina. Muy, muy, muy, muy, muy, muy increíble —Afirmé, y si ella hubiera estado junto a mi habría visto el calor subiendo a mis mejillas— ¿Recuerdas cuando...? —

— Está bien. Suficiente. No quiero detalles, Merlina —

Ella volvió a salir del probador, esta vez usando un vestido azul que acentuaba sus curvas. De nuevo, no le dije lo muy increíble que se veía.

— ¿Puedes ver mi móvil, Merlina? Creo que lo he escuchado —

Asentí tres veces aunque ella no podía verme. Desbloqueé su móvil usando la clave que nunca cambiaba: seis, tres, siete, seis, tres, siete; busqué entre los mensajes, y me di cuenta de que no se había equivocado.

𝘚𝘦𝘨𝘶𝘪𝘳𝘵𝘦 𝘰 𝘗𝘦𝘳𝘥𝘦𝘳𝘵𝘦|| ©Adaptación wenclairWhere stories live. Discover now