𝟏𝟐. 𝐒𝐮𝐟𝐫𝐢𝐫 𝐩𝐨𝐫 𝐞𝐥𝐥𝐚

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Era día de San Valentín, pero nada especial sucedía

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Era día de San Valentín, pero nada especial sucedía. Yo no tenía muy en claro que era lo que estaba pasando entre Enid y yo, así que no le compré nada. Ella tampoco lo hizo, y se sintió realmente bien. Al menos yo no había quedado como la idiota de la relación.

Si es que lo nuestro era una relación.

A la hora de nuestro descanso Enid había ido a almorzar junto a Yoko. No las acompañé porque Divina insistía en hablar conmigo, y aunque los últimos días solo me miraba con desprecio ella seguía siendo mi mejor amiga.

Ese día le di una oportunidad.

Nos sentamos en la mesa con nuestros almuerzos, y realmente me sorprendí al ver que Tyler se nos unía. Digamos que últimamente mi jefe prefería salir a esas horas con Xavier, el nuevo profesor de artes de la escuela cercana, un chico alto y de una cabellera castaña larga, que mi jefe solía llamar amigo, pero todos en el trabajo sabíamos que eso no era cierto.

Ese día observaba a mi amiga a la distancia mientras se comía un emparedado cuya jalea le estaba ensuciando los pantalones.

— Sé que te extrañará mi interés por el tema —Comenzó Divina, e incluso con estas primeras nueve palabras yo ya sabía hacia donde planeaba llegar—, pero necesito que nos expliques qué es lo que está sucediendo entre Enid y tú —

Me rasqué el cuello bastante nerviosa, porque ni yo misma lo sabía. Es decir, obviamente éramos algo, pero no encontraba palabras para definir nuestro "algo".

— Se besan todos los días, tienen citas, sujetan sus manos, se miran como idiotas y, no somos estúpidos, sabemos que tienen sexo al menos tres días a la semana —Continúo Tyler, y no pude evitar sentirme algo incomoda. Hablar con mi mejor amiga sobre estos temas era un poco más sencillo, pero hacerlo con mi jefe era algo extraño.

— Pero cuando hablamos no te refieres a ella como "mi novia" o algo parecido. Es solo Enid —Era la primera vez que Divina hablaba sobre ella sin mostrar odio o desprecio, lo cual me alegró solo un poco— Además, no se han regalado nada por San Valentín y cada vez que un cliente pregunta por tu novia te alejas diciendo que no tienes una —

Todo lo que decía era cierto, y es que no quería comprometerme demasiado con ella cuando en cualquier momento podía marcharse. El trabajo de mesera le daba mejores ingresos, y eso significaba que reuniría la suma indicada en cualquier momento.

Aceptar lo que éramos, pensaba yo, solo le habría dado entrada libre para que rompiera mi corazón.

— Yo solo. Solo. Solo... —Treinta y cuatro veces intenté continuar, pero nunca parecía ser la repetición adecuada para hacerlo.

— ¿Estás segura de que tu lengua no sufre daños cuando haces eso? Es decir, necesitas usarla con Enid y... —Divina era así la mayoría del tiempo. No media sus palabras y decía lo primero que se le venía a la mente, lo cual podía ser gracioso o incómodo. La amaba por eso.

𝘚𝘦𝘨𝘶𝘪𝘳𝘵𝘦 𝘰 𝘗𝘦𝘳𝘥𝘦𝘳𝘵𝘦|| ©Adaptación wenclairWhere stories live. Discover now