CAPITULO 6 | LA MUJER BAJO LAS FLORES

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—Es él— anunció Jazmín sacando de los escombros de encima del chico.

Dejó su cuerpo reposando frente a mi, al verlo desde mi posición con todas las cortadas, moretones y quemaduras esparcidas a lo largo de su cuerpo casi desnudo por el fuego que había consumido gran parte de la tela no pude sentir otra cosas que no fuera una rabia inmensa, pero no hacia él, sino dirigido a Hades; no podía recordar la última vez que me había enojado tanto con él y en definitiva no iba a dejar pasar esto, si no era en ese momento lo haría más adelante, pero que lo reclamará lo hará.

Me puse de rodillas y me acerque a su rostro, fue entonces donde me percate de algo, de una sensación extraña que hace ya mucho tiempo no sentía. Giré la mirada hacia un lado, exactamente al bosque que daba con la muralla ahora derrumbada de la ciudad.

—Jazmín— la llamé sin verla.

—Ya lo he notado— respondió al instante, poniéndose su corona de enredaderas plateadas con pequeñas flores moradas como la sapuris que antes reposaba en su mano.

—Alguien nos está observando— volví a decirle con insistencia para darle a entender mis órdenes.

—Por su seguridad le pediré que aguarde aquí, iré a investigar— informó la castaña mientras marchaba al sitio donde se sentía esa aura.

—Ten cuidado— le dije más como despedida que como advertencia, ya me habían comunicado los gemelos que la había entrenado uno de los jueces más fuertes y con mi presencia a su lado su fuerza puede incrementarse enormemente.

Volví mi visión al Jahrezeit, su cabello pardo hacía contraste con su delicado rostro; era un joven androgino que no irradiaba más que pureza en todo su ser, aun estando en esa posición tan poco favorable. Dejé un beso en su frente y me puse de pie sin dejar de verlo, los ojos del menor comenzaron a abrirse lentamente para fijarse en mí con algo de desconcierto.

 Dejé un beso en su frente y me puse de pie sin dejar de verlo, los ojos del menor comenzaron a abrirse lentamente para fijarse en mí con algo de desconcierto

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Sigilosa entre el sombrío bosque, la mujer de cabellos castaños caminaba con cautela. Miraba de un lado al otro como un felino acechando a su presa, sus ojos verdosos se perdían entre las hojas de los árboles que eran iluminados por la luz de la luna. Sus pasos eran silenciosos entre la espesura del bosque, avanzó por unos minutos hasta adentrarse en medio de la arboleda italiana, sus ojos se centraron en lo que pareció brillar en la oscuridad como una gema preciosa.

La melena azulada del chico hacía contraste con su surplice negra azabache junto con los destellos púrpuras de esta misma. Contempló en silencio al espectro al tiempo que lo miraba por la espalda; noto la tierra y polvo en su armadura, supuso que tuvo una batalla recientemente debido a las heridas y que eso también explicaba su cosmos desbocado. Sin embargo, se percató de algo, su cosmos había cambiado deliberadamente, la energía de hace unos momentos era monstruosamente magnánima y la de ahora no irradiaba más que una furia y enojo descontrolado que incluso lograba quemar las cosas a su alrededor.

YOURS EVER ✔ | THE LOST CANVASWhere stories live. Discover now