PREFACIO | PARTE 1

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En medio de los campos verdes, mas allá del Tártaro, donde las almas puras y las de de los mas grandes heroes descanzan. Ahí un lugar en el que la tristeza, dolor y odio no existen. Era ahi donde yo me encontraba disfrutando de la suave brisa que tocaba mi cara y hacia danzar a mi cabello a su compaz. La paz y tranquilidad en la que estaba solo era posible de sentir en un lugar, los campos elíseos, aquel sitio utópico al que solo los dioses pueden entrar.

-Señora Perséfone - me llamo el de cabellos dorados con un tono sereno.

Cerré los ojos y solté un suspiro con pesadez -Hypnos, te he dicho antes que no me llames así, mi nombre aun sigue siendo ____- dije de forma suave mientras me levantaba del verde césped.

Gire en mi posición hasta ver frente a mi su tranquilo rostro, note que el brillo de sus ojos estaba opaco, mucho más opaco de lo normal. Supe en ese entonces que algo le ocurría, era esa mirada triste que tenía, jamás me había visto de esa forma. Sin embargo, antes de que pudiese preguntarle el por qué de sus semblante me vi interrumpida por una segunda voz.

-Son ordenes del señor Hades- interrumpió Thanatos con simpleza al instante en el que evitaba verme a los ojos.

-Esta bien- respondi a ambos con un tono de desconfianza que trate de disimular -Ahora quiero saber una cosa ¿Por que me honran con su visita? -pregunté a los gemelos, intenté encontrar la mirada de Thanatos pero este me evadia.

Era realmente extraño ver a alguno de los dos por aquí, más por aquellas expresiones tan impropias de ellos. Específicamente, era extraño que estuvieran cerca de mi. Hace bastante tiempo que no los veía, en todo caso, si lo hacía era desde lejos ya que en ningún momento teníamos alguna clase de interacción. Sólo venían a ver a Hades y yo escasas veces hablaba con algunos de los tres, por lo cual de la única compañía de la que podía disfrutar en este lugar era la de las ninfas.

Anormalmente el azabache miro de reojo a su hermano -Nuestro señor Hades ha preparado un regalo para usted- fue lo que dijo el gemelo después de aquel gesto.

-Querido Hypnos ¿Es verdad lo que dices?- el semblante de ambos era demasiado tranquilo al momento de culminar de decir aquella oracion. Aun así, quería asegurarme que las palabras del consejero fuera reales y no alguna mala jugada, ya que, Hades había estado ausente, más de lo que comúnmente lo hace.

El regalo simplemente me parecía algo imposible tomando en cuenta que el en casi todo momento se mantenía distante.

Viendo dichas circunstancias, para mi, Hypnos era más confiable que Thanatos.

-¿Por que habríamos de mentirle?- a diferencia de Hypnos, Thanatos era mas precipitado en todos los sentidos.

Eran muy diferentes el uno del otro.

-Por favor acompáñanos - dijeron ambos al mismo tiempo, extendiendo sus manos hacia mi. Con inseguridad las tomé, en ese momento sentí una leve presión por parte del agarre de Hypnos, extrañada lo mire, pero este mantenía la vista al frente sin siquiera voltear a mirarme.

A pesar de todo, sabia que podía confiar en Hypnos.

Sabia que podía confiar en los dos, sabia que podía hacerlo en ellos y también en Hades.

Esta sensación de duda no era más que un sentimiento irracional humano que aun no lograba eliminar.

Los tres comenzamos a caminar hacia el santuario que se encontrabas en los Elíseos, pero había algo nuevo en todo esto.

YOURS EVER ✔ | THE LOST CANVASWhere stories live. Discover now