7. El cuarto piso

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CASIE

Mientras caminaba detrás del pelinegro y el rubio con dirección hacia la mansión, llegó un recuerdo a mí, pero esta vez sin ningún dolor de ningún tipo y eso fue muy extraño.

Desperté sintiendo un gran mareo y al abrir los ojos me encontré con los ojos de ese hombre. Me miraba fijamente como si me evaluara.

- ¿Quién eres? - pregunté furiosa, mientras que él me miraba asustado con un temblor bastante notorio en el labio inferior.

- He-Henry Ba-Banner - logró decir en un tartamudeo.

- ¿Quien te envió?

- No pu-puedo de-decirlo... E-Ella me ma-matará.

- ¿Quién es esa hechicera que habías dicho, Henry? - no pude reconocer mi voz. Se escuchaba... Maligna, distorsionada.

Al oírme abrió los ojos de par en par y no sabía a qué se debía.

Yo estaba amarrada al árbol, no él.

Por supuesto que yo no podía verme, pero sí que podía sentir lo que provocaba en ese hombre: Terror.

Y si que me gustó.

Sentí como por mis brazos corría un calor abrasador, los dedos me empezaban a hormiguear, la mandíbula se me puso bastante tensa, las venas parecían a punto de explotar por la furia que me invadía todo el cuerpo.

Pero no sé con exactitud qué fue lo que sucedió cuando Henry gritó de terror cuando vio cómo me deshice de las cadenas que me apretaban contra el árbol .

Entonces, en un cerrar y abrir de ojos estaba justo enfrente de él, agarrándole la camisa en un puño.

Pero para lo que fuese que le iba a hacer, no hubo tiempo para nada, pues un rayo cayó en medio de los dos separándonos, el hombre parecía herido y yo... no.

No me dolió nada en absoluto.

- Corre - le grité a Henry al escuchar otro furioso trueno y él no esperó ni un segundo para marcharse.

Al ponerme de pie me tambaleé,  aún así me adentré nuevamente a la arboleda, ese bosque que había estado a sus espaldas. Algo que por un momento me pareció familiar, exageradamente familiar.

Corrí hasta adentrarme completamente y un árbol frondoso e intimidante agarró llamas tras otro trueno, incendiado todo a su paso conmigo en medio de todo el caos.

Este sería mi fin...

Y lo peor de todo era que no había tenido la oportunidad para conocerme, para reencontrarme.

Unos ojos amarillentos me miraban fijamente fuera de las llamas.

El Pelinegro.

Yo no podía morir.

Aún no.

No podía.

Pero la oscuridad se apoderó de mi visión.

*-*-†-*-*-*-†-*-*-*-†-*-*

HENRY

De lejos veía como el plan de la Bruja daba resultado, como ese hombre pelinegro y el rubio se llevaban a la chica a la mansión.

Amnesia (#1 OELS)Where stories live. Discover now