Luna No.10

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     La semana había pasado lentamente, había avisado a Rei que iba a mudarse con su tío y él arregló las cosas necesarias para el traslado a Japón haciendo muchos contratos de trabajo con bandas asiáticas para duetos junto con Scarlet

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La semana había pasado lentamente, había avisado a Rei que iba a mudarse con su tío y él arregló las cosas necesarias para el traslado a Japón haciendo muchos contratos de trabajo con bandas asiáticas para duetos junto con Scarlet.

Ese día era el día de la mudanza pero también era el día en que le tomarían las fotografías para la portada del álbum (atuendo de multimedia) así que después de terminar la sesión de fotos tomó un vuelo en el jet privado de la compañía y una limusina de parte de su tío Karl la llevó a su nuevo hogar.

Yuu, quien había llegado horas antes a Japón para llevar las maletas de Scarlet junto con las suyas, estaba esperándola en la entrada de la mansión junto con el señor Karl Heinz y sus hijos, quienes estaban esperando junto con una chica rubia.

-¿Cuánto más va a tardar esa niña?- Dijo con frustración el cabeza de la familia mientras que Yuu temblaba de miedo al pensar en lo que podría pasar si Scarlet no llegaba a tiempo.
Sus pensamientos cesaron cuando una limusina negra entró llamando la atención de todos los presentes. Del carro bajo la pelirroja con una peluca del mismo color de su cabello pero con otro corte, su vestido corto con un mini short y sus orejas y cola de gato la hacían lucir hermosa para cualquiera que la viera.

-Perdón por la tardanza pero acabó de salir de una sesión de fotos y venía con prisas que no pude cambiarme.- Se disculpó bajo la mirada de todos los presentes quitándose las orejas y la peluca. Los hermanos Sakamaki la devoraban con la mirada, en especial Laito, pero claro, eso era de esperarse.

-Scarlet que bueno que llegas,- Habló Karl.- me alegra darte la bienvenida a la mansión que compartirás con mis hijos.- Ella los observó cuidadosamente a todos y cada uno de ellos hasta que recordó que...

-¡Karl Heinz!- Gritó de repente.- ¿Dónde están las maletas que mandé a parte?

-¿Hablas de las que tenían tus libros raros y tus juguetes?- Ella asintió.- Fueron instaladas por mi en tú habitación.

-Bien, ya que sé dónde están creo que es hora de entrar, ya me sé sus nombres así que hola y blah, blah, blah.- Entró caminando hacia la entrada con Yuu detrás de ella.

-Espera.- Volteó a ver a su tío.- ¿Sabes en dónde está tu habitación?

-¿Y qué esperas que la busque sola? ¿O me vas a acompañar?- Le preguntó burlona a lo que él sonrió y la acompañó.

Los hermanos y Yui veían la escena impactados por dos cosas.

1. El carácter de la chica ante las circunstancias en las que se encontraba.

Y

2. La persona que la acompañaba.

No era normal tener a más de una visita en esa casa y más cuando se trataba de una novia.

Por otro lado Karl le enseñaba la habitación en donde ella y Yuu iban a dormir, sus juguetes acomodados en las paredes rojo pastel, sus posters de anime en la cabecera de la cama y los estantes de libros llenos de manga le daban un aire demasiado raro y excitante.

-Quiero que bajes en 5 minutos, te tengo una sorpresa que te va a encantar.- Mencionó el peliblanco antes de desaparer por la puerta.

Para no hacer esperar a nadie los dos invitados bajaron a la sala donde todos estaban sentados en su respectivo lugar.

-Creo que ya los conoces ¿no es así Scarlet?- Ella asintió.- Pero bueno, es de mala educación no presentarse ¿no lo crees?

Suspiró resignada.

-Mi nombre es Scarlet Laurece es un gusto conocerlos, y el es Yuuichiro.

-H-hola.

-Mmm, tan perfecta como siempre, Reiji,- Llamó a su hijo.- presenta a tus hermanos.

-Mi nombre es Reiji, soy el segundo hijo después de Shu,- Apuntó a un muchacho rubio que estaba acostado en el sillón con los ojos cerrados.- Ellos son los trillizos, Laito,- El castaño le guiñó el ojo para después verla de pies a cabeza.- Kanato,- Un pelimorado la veía sorprendido abrazando con fuerza a su oso de peluche.- y Ayato.- El pelirrojo la miró a los ojos y sonrió.- Por último el menor de todos nosotros, Subaru.- Señaló a un peliblanco que estaba recargado en la pared viéndola con indiferencia.- Y ella es Yui la prometida de Ayato.- La rubia bajó la cabeza toda sonrojada.

-Bien Scarlet ya que conoces a todos es hora de darte tu sorpresa.- Sonrió malicioso detrás de ella acariciando su mejilla mientras ella ni se inmutaba.- Estarás en ésta casa para ser una novia.

Ella empezó a toser descontroladamente bajo la extraña mirada de todos excepto Yuu.

-Te lo dije una vez.- Dijo agarrando un poco de aire.- Yo no tengo novios y mucho menos compromisos

-Si, sólo amantes, lo sé.

-Si lo sabes, ¿entonces por qué haces esto?

-Porque tu padre te ofreció a mi el día en que pisaste ésta casa.- Neutral, ella estaba neutral ante tremenda revelación, y era de esperarse, cuando Haru aún vivía ella desconfiaba de él.

Pero...

-Sabes que yo no sigo órdenes de nadie, y mucho menos tuyas, así que ¿qué te hace pensar que me quedaré aquí sólo porque tú lo dieces Karl?

-Tu carrera como idol está en juego, tu secretos están en juego, ¿eres tan tonta como para no quedarte?- Bufó, cruzó sus piernas y sus brazos, lo odiaba, odiaba que la tuviera controlada.

-Bien me quedaré, pero saldré a la escuela y a mi trabajo, ya tengo todo arreglado para estar aquí y seguir con mi vida.

-Eso nunca te lo negué, por mi está bien. Ahora me tengo que ir.- Desapareció. Scarlet apretó sus dientes para después pararse de su lugar enojada.

-¡Como se atreve ese estúpido vampiro de cuarta a hacerme esto!- Gritó hecha una furia.

-Vamos Scarlet-san, no creo que haya razón para ponerse de mal humor.

-¿Qué no hay razón? Los medios de comunicación me tenían en la mira por los rumores de mis juegos, si se llegan a enterar de esto me van a comer viva.- Volteó su vista hacia los hermanos Sakamaki quienes la veían serios, divertidos y otros la desaprobaban con la mirada.

-Pero, me dio una idea.- Sonrió al pensar en...- Tal vez pueda probar uno que otro juego con alguno de ustedes.

Diabolik Lovers: Sólo suya... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora