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-Pedófilo, pervertido, vampiro asqueroso, violador, hijo de puta, tu cabello son canas a mí no me engañas...- Scarlet seguía insultando a KarlHeinz mientras él la escuchaba con una vena mancada en su cabeza.
-¡Era broma!- Gritó por cuarta vez bajo la mirada de odio de casi todos los presentes.
-Te creeré sólo porque me estoy acabando mis insultos.- Dijo la pelirroja mirándolo con desconfianza.
Karl la observó y de un momento a otro sonrió para sus adentros, el plan estaba por completarse.
-Bien, sé que este no es un buen momento pero, espero que cuiden de la señorita Dorothy, y no la maten... Excepto tu, claro- El mayor señaló a Scarlet y ella sólo sonrió divertida.
-No caeré en tu juego.
-Eso ya lo veremos...- Sentenció para después desaparecer.
-Ay que bueno que se fue- Dijo Dorothy dejando caer su bolso y estirando sus brazos.- Ya me estaba cansando de parecer una niña buena.
-Ammm, ¿hola? ¿Desde cuando tus modales son tan... propios de una mujerzuela?- Dijo Scarlet mirándola con asco.
-¿Mujerzuela? Mira cabeza de menstruación, yo no soy ninguna mujerzuela y espero que se te grabe en tu cabeza.
Scarlet avanzó quedando de frente a ella.
-Yo te puedo matar en un instante, hacerte sufrir y torturarte de maneras inimaginables. Te puedo hacer vivir un infierno tan caótico que pedirías misericordia una y otra vez. Pero... No lo haré.- Sonrió y llevó una mano al cabello de Dorothy jalándolo para que se desestabilizara y cayera arrodillada ante ella.- Aún no.
Scarlet alejó su mano del cabello de la pelinegra y caminó hacia las escaleras con Yuu detrás de ella.
-Vaya, vaya, Bitch-chan no era tan fuerte como parecía.- Se burló Laito para después desaparecer.
-Tsk, que pérdida de tiempo.- Subaru desapareció enojado.
-...- Ayato, Shu y Kanato se retiraron sin decir nada. Mientras que Reiji avanzaba con pasos firmes y elegantes hacia la chica.
-Sí que diste un espectáculo digno de tu debilidad- Acomodó sus lentes y se cruzó de brazos.- ahora, si no te importa, quiero que te levantes, no quiero que ensucies la alfombra.
Ella, con unas ganas de que la tragara la tierra por tal humillación se levantó sin mirarlo a los ojos.
-Toma tus cosas, te llevaré a tu habitación.
Tomó su bolso y su maleta y caminó detrás de Reiji para ir a su nueva habitación bajo la mirada de cuatro chicos. Y lo vio... Sus ojos recobraron el brillo por unos segundos.
Kou.
Él, estaba ahí, viéndola con esa sonrisa que había visto infinidad de veces en la televisión, pero movía sus manos con incomodidad.
Un anillo.
Era el mismo anillo que le dio a esa maldita de cabello rojo en televisión. Pero ¿por qué lo tenía él?
-Me sorprende más de lo que pensé- Dijo Yami viendo la escena.- Tal vez deba grabar esto y venderlo... Parece novela.- Yami sonrió y desapareció.
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A la mañana siguiente, o noche, todos bajaron a desayunar en un ambiente algo normal para los acontecimientos que se habían presentado ayer.
-Buenos días- Saludó Dorothy de mala gana viendo con desprecio a la pelirroja sentada entre el rubio menor y Kou.
-¡MNeko-chan! ¡Vamos! ¡Dime como quitarme este anillo!- Dijo llorando falsamente.
-Cállate, ¿acaso no vez que estoy leyendo?- Dijo enojada y con la vista en su teléfono.
-¡Vamos! ¡Me aprieta mi hermoso dedo!
Scarlet bajó su mano desocupada y chasqueó los dedos.
-Deja de molestar, Kou
-Pero me... Un momento, ¡ya no me aprieta! ¿Fuiste tu MNeko-chan?
-Si, le llamé a un duende con magia ajusta anillos para que lo arreglara.- Habló sarcástica y sonriendo.
-¡Que mala eres!- Dijo riendo.- Por eso me encantas...
Scarlet no dijo nada, pero Yami quien estaba recargada en el respaldo de la silla, sonrió divertida.
La comida pasó entre miradas algo asesinas de parte de Dorothy y de los vampiros a Kou.
-Gracias por la comida.- Agradeció Scarlet para irse a su habitación.
-Espera Red-chan... Hoy queremos salir contigo.
-¿Salir? ¿A dónde?
-Es, es una sorpresa.- Dijo Reiji algo sonrojado.
-P-pues, vamos
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-No puedo creer que los Sakamaki se hayan llevado a MNeko-chan...
-Calma Kou, no creo que le hagan nada y por favor ya cállate.- Dijo Ruki con un libro en la mano.
-Mmm- Kou caminó hacia el ventanal que daba al jardín de la mansión, estaban en la sala donde perfectamente se veía a Yuma en el pequeño huerto que había proclamado. Al menos Yuma si se divertía, y Azusa por otro lado, jugando con la nueva novia y mostrándole su colección de navajas.
