꒰ ❁ capítulo 12 ꒱

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El tiempo entre la noche y esa mañana era muy difuso para Jungkook

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El tiempo entre la noche y esa mañana era muy difuso para Jungkook. Después de que Taehyung lo dejara en los baños con mil y un pensamientos en su cabeza revisó su herida por sí mismo, y efectivamente se percató que era solo un rasguño con poca profundidad. No tenía casi ningún problema al caminar.   

Soyeon, Irene y Nancy llegaron después con la cena y medicinas—incluyendo los supresores—no dijo nada cuando Irene le sugirió no tomarlos para poder tener un köpek yavrusu pronto. Había escuchado la conversación entre inconsciencia de Taehyung y el viejo doctor, no sabía si sentirse aliviado o presionado por la falta de un bebé en su vientre.    
                 
También preguntó acerca de la salud de los hombres de Taehyung. Las omegas le contestaron que estaban bien y que los dos alfas que estaban en el hospital estaban libres de riesgo, se recordó visitarlos cuando pudiera, quería resarcir de alguna forma sus errores.   
                   
Cuando su cuerpo tocó la suave cama fue un soplo de calma para el ajetreo que había todo ese día, apenas cerró los ojos su cuerpo se sumió en el cansancio de emociones.
                   













Al otro día lo levantaron a la misma hora, desayunó y le dieron unos cubridores para tapar la mordida como había querido, era cuestión de tiempo para que se tornara. Recordó sus compras del día anterior y se sintió hipócrita al preguntar por ellas, Nancy le dijo que habían recomprado sus cosas y que cuando llegara en la tarde los tendría en sus habitaciones. Apenas podía controlar sus manos para dejar de temblar al recordar la promesa de Taehyung de convertirse en su vigilante número uno. Era claro que el alfa era una persona de carácter acérrimo, sería difícil objetarse a sus órdenes. Ya se había arriesgado demasiado.
                  
Las omegas no le dieron ninguna ropa como usualmente lo hacían y siguió con su bata de pijama, rezaba por que fueran ropas más casuales. Iba a preguntarles cuando un toque en su puerta los alertó.   
                   
Cuando dio el paso, el rostro del hombre anciano que casi no había visto desde que lo recibieron por primera vez en esa casa se asomó por la puerta. Era Beodeul si no recordaba mal su nombre, el abuelo de ese omega recesivo pelirrojo que había estado fuera del ojo de Jungkook.   
                   
Hürrem, buenos días —anuncia el beta entrando por completo, en su mano llevaba un traje.    
                   
—Buenos días —contesta aún viendo las telas en la mano del viejo.   
                   
—El amir ha mandado esto para usted, es una ropa adecuada para el trabajo en la empresa —anuncia mientras lo extiende hacia él, Jungkook lo toma en sus manos y lo examina. Era elegante pero casual, una simple camisa blanca con unos pantalón de vestir azules, en la otra mano del beta vio unos zapatos elegantes que casi le hacen soltar su desayuno al identificar la marca. Siempre había pensado que ese tipo de ropa era para esnobs ricos que desechaban su dinero por un par de pieles. Y ahora él la estaba usando.   
                   
—¿Te ha dicho algo más?—pregunta el omega refiriéndose al alfa, intenta ocultar el temblor en su voz.   
             
—El amir lo estará esperando abajo cuando termine de arreglarse —sonrió el beta. El castaño dudó por un momento si era verdad que era un familiar de ese pelirrojo;ya que, la calidez de la mirada de Beodeul contrastaba mucho con la fría que le daba su sobrino. Decidió no darle muchas vueltas y apurarse.














𝐌𝐚𝐟𝐢𝐚 𝐑𝐨𝐣𝐚 ᵀᵃᵉᵏᵒᵒᵏWhere stories live. Discover now