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Todos ya se estaban llendo, después de una de las tantas reuniones de pilares, los únicos que quedaban eran; Iguro Obanai y Shinazugawa Sanemi.

Quienes se encontraban platicando de cosas triviales, hasta que llegó al tema el engreído pilar del agua, Tomioka Giyuu, quien ya se había retirado de la finca del patrón después de terminar la reunión.

— Ese bastardo.. siempre creyéndose superior a todos nosotros. — dijo el pilar pelinegro con voz arisca.

— Sigo sin entender como ningún demonio lo ha matado todavía. — dijo con voz hostil el pilar del viento, con el ceño funcido.

— Su sola presencia es irritante. — ambos caminaban hacia un restaurante cercano, eran las 3pm y no habían comido nada en toda la mañana.

Ambos ya dentro del restaurante, le dijeron sus pedidos a la camarera, quien los anoto.

— Como me gustaría darle una lección, por su arrogancia... — dijo el Iguro con voz molesta, en eso una idea cruza por la cabeza del albino.

Sonriendo macabramente, se acerca a obanai y le cuenta de su idea al oído.

— ¿¡Que...!? ¿¡Acaso estas loco!? — pregunta sobresaltado.

—¿Que, no querías darle una leccion a ese bastardo? — le pregunto aburrido.

— Si pero.. ¿por que de una manera como esa? — le pregunto.

— Así nunca se le olvidara que, no tiene
que sentirse superior hacía nosotros. — le dijo con una sonrisa macabra.

Llego la mesera y les entrego sus platos de comida, ambos comieron rápido para luego pagarle a la camarera lo que comieron.

Obanai volteo a ver hacia la ventana y por casualidad de la vida, tomioka giyuu estaba en un puesto de comida, muy cerca de donde estaban ellos.

— Mira Sanemi, ahí esta tomioka. — dijo el pelinegro, ambos se le quedaron viendo al pilar del agua, quien ya se encontraba saliendo del puesto de comida.

— Sigamos lo. — dijo el albino, el pelinegro solo se limito a asentir.

Así ambos empezaron a seguir al de ojos azules, intentando que este no los vea.

Así se dirigieron hacia la finca del azabache mayor, sigilosamente se adentraron a esta.

— Debo admitir que su finca es muy bonita. — el pelinegro miro al albino.

— Tienes razon. — admitió el peliblanco.

Juntos entraron a la habitación del te sin hacer ruido, viendo que el mayor de los tres había entrado al baño.

— Vamos... atrás de la puerta. — susurro el albino.

Detrás de la puerta esperaron al ojiazul, quien al parecer se estaba bañando.

8 minutos después se escucho como la puerta se abría, saliendo del cuarto de baño, el azabache con solo una toalla en la cintura cubriendolo.

Ambos se miran y asienten para luego caminar hacia Tomioka y tomarlo de la cintura con fuerza, mientras lo pegaban a sus cuerpos.

Golpeándolo en la nuca para que caiga inconsciente, lo tomaron y lo llevaron al futon.

Amarraron sus manos atrás de su espalda con una soga, dejándolo con el trasero alzado y el pecho en el futon, También juntaron sus pies para amarrarlos.

— Ahora solo queda esperar. — dijo el pelinegro de vendas.

Pasaron al menos 5 minutos y el ojiazul no despertaba.

𝐄𝐍𝐆𝐑𝐄𝐈𝐃𝐎Où les histoires vivent. Découvrez maintenant