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Luego de que ambos pilares, menores a el, se fueran a sus respectivas fincas. Kanzaburo, le dijo cual sería su misión, la misión era fácil, solo había que ir a unas montañas alejadas de la sede de cazadores, patrullar para ver si se encontraba a algún demonio, y decapitar lo.

Llevaba aproximadamente, una hora y media, caminando, estuvo revisando la montaña, la cual se encontraba llena de nieve, paro su caminar, a lo lejos vió a un niño, siendo atacado por un demonio.

Con rapidez se dirigió a ambos niños, salto, y blandió su katana, con la intención de decapitar a la demonio.

El niño reacciono rápido, y tumbó a la demonio, evitando que el peliazul cortará la cabeza de la demonio, pero cortando el cabello del chico.

Ambos rodaron, haciendo que el chico se golpeara la espalda con el tronco de un arbol, con rapidez se sentó, abrazando a la demonio.

- ¿Por qué la proteges? - pregunto el peliazul, mirando a los menores.

- Es mi hermana, busco a alguien que la ayude. - dijo el chico, con clara preocupación en su tono de voz.

La demonio comenzó a gruñir, mientras forcejeaba intentando librarse del agarré del chico.

- ¿Piensas que esa cosa es tu hermana? - corrió hacia ellos, el chico de cabellos burdeos quiso protegerla, poniéndose encima de ella.

Cuando abrió sus ojos, vio que su hermana había desaparecido, miro a todos lados, intentando buscarla, viendo que el peliazul la tenía a sujetada.

- ¡Nezuko! - gritó con preocupación.

- No te muevas. - dijo el ojiazul, elevando un poco la voz. - Mi deber consiste en eliminar demonios... Por lo tanto voy a tener que decapitar a quién llamas hermana.

- ¡No lo hagas, Nezuko no ha lastimado a nadie, cuando llegue a mi casa, pude percibir el olor de alguien más, seguramente...! ¿Fue quién mato a mi familia, Nezuko no lo hizo! ¡No sé porque se transformo de esta manera, pero!- - gritó, siendo interrumpido por el peliazul

- La respuesta es muy sencilla... Se transformo porque recibió sangre de demonios en sus heridas... Así se multiplican los demonios que comen carne. - dijo, susurrando la última parte.

- ¡Nezuko, jamás se comería a un humano!

- Debés estar bromeando, si yo no hubiera llegado, en ese momento, seguro te habría devorado.

- ¡Mentira, ella no me hizo daño porqué sabe que soy su hermano, no permitiré que lastime a nadie. voy a lograr que sea humana, otra vez, voy a lograr que sane!

- Es algo imposible... Una vez que son demonios, no hay forma de revertir el daño.

***
El peliburdeo despertó de golpe, con dolor en su espalda.

Reacciono rápido, y agarró el haori de su hermana, quien se encontraba inconsciente, y con un bambú en su boca.

- ¿Ya despertaste? - pregunto, sorprendiendo al peliburdeo, quien elevó su mirada, dirigiéndola hacia él. - Ve a la montaña sagiri lo antes posible, y busca a un anciano llamado, Sakonji Urokodaki, Dile que fue, Giyuu Tomioka, quien te envío con él, por el momento no hay peligro, porque esa muy nublado pero nunca permitas que le de el sol. - dijo el peliazul, para luego desaparecer en un parpadeo.

Dejando al peliburdeo solo con su hermana.

Caminaba, pensando en lo que acababa de hacer, pensando en las consecuencias que con llevaban salvar a un demonio.

- "Tengo que informarse lo al patrón...

Comenzó a correr montaña abajo, dirigiéndose a la sede de cazadores, la cual se encontraba lejos de aquella montaña llena de nieve.

𝐄𝐍𝐆𝐑𝐄𝐈𝐃𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora