Capítulo 1

175 25 27
                                    


Seis meses después.

Padre e hijo entraban por la puerta del que sería su nuevo hogar de ahora en adelante. El mayor, cargaba la última caja, que no eran más que juguetes que su hijo había insistido en traer, aunque ya no jugaba con ellos.

- Papá... - llamó la atención del mayor. - ¿Sabrá mamá que nos hemos mudado?

- Claro que sí, Chai. Mamá, desde donde esté, lo sabe todo.

- ¿Todo, todo? – Pregunto el menor llevándose las manos a la espalda y balanceando el cuerpo de izquierda a derecha.

- Sí, todo, todo. – El mayor sonrió.

Entonces su hijo huyó a su habitación, para empezar a buscar algo. El mayor sonrió levemente y suspiró. Miró las cajas amontonadas en su lado izquierdo y leyó la inscripción en ellas: "álbumes y fotografías". Internamente pidió perdón cinco veces, para después agachar la mirada.

Se le escapó una lágrima y volvió a suspirar.

- No pude conservarla, perdóname, Liam.

Y es que, para poder hacer frente a los costosos tratamientos y a las distintas cirugías a las que ella fue sometida, tuvo que vender la modesta casa, en la que había comenzado su historia de amor, pagando así, casi la mitad del tratamiento.

Se había trasladado a un apartamento lejos del barrio donde estaban. Este tenía dos habitaciones, un pequeño cuarto de baño y salón comedor donde incluía la cocina. 

El apartamento, aunque era reducido en tamaño, estaba bien comunicado

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

El apartamento, aunque era reducido en tamaño, estaba bien comunicado. Tenía a diez minutos, la parada del autobús y a quince, el metro. Además, su pequeño nuevo hogar, estaba cerca del nuevo colegio de Chai y del nuevo trabajo de su padre.

*

- Papá, ¿crees que haré nuevos amigos mañana? – Preguntó el pequeño mientras se acurrucaba abrazando fuerte a su conejo de peluche.

- Claro que sí, Chai. Eres demasiado adorable, por lo que mañana tendrás un montón de amigos para cuando llegues a casa. Ahora a dormir. – Lo arropó con la manta y le dejó el beso de buenas noches en la frente.

- Papá – le llamó mientras el mayor caminaba hacia la puerta. Él se giró. – Te quiero mucho.

- Yo también lo hago. – Sonrió.

La mirada del pequeño se entristeció levemente cuando no escuchó a su padre decir las dos palabras de vuelta. Pero eso, su papá, al estar oscuro, no lo vio.

Momentos después, entró en su habitación, se puso el pijama y se tumbó, boca arriba, en la cama. Miraba al techo pensando en su nueva vida, una donde estaba solo con un niño de casi cinco años, en un nuevo y diminuto apartamento.

Lágrimas empezaron a rodar por sus mejillas cuando pensó en el cambio de sus vidas. Aunque no se arrepentía del dinero invertido en esos tratamientos, había cambiado su casa de dos plantas y un hermoso jardín con flores por un diminuto apartamento, había vendido el coche y ahora tenía que cambiar de colegio a su hijo.

Mil y una nochesWhere stories live. Discover now