Hermosa Distracción: Acto III

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«Solo déjalo pasar.»

Lo último que quería era que Ruby decapitara a Angel simplemente porque este no tenía instinto de supervivencia. Por experiencia propia, Vox sabía que no se hacían buenos negocios asesinando a socios y colaboradores.

La puerta de su oficina se abrió con violencia, y Angel intentó sostenerla cuando se dio cuenta de que Vark estaba adormilado en el centro de la oficina. Lamentablemente, su entrada triunfal incluyó el golpe de metal contra la sólida pared que hizo que hasta Angel se cubriera los oídos. Vark, en su lugar, se despertó en completa alerta, poniéndose entre Vox y el posible intruso.

—¿Perdón? —Angel levantó sus manos en señal de rendición.

Pero Vark dio un amenazante paso hacia el frente mostrando todos sus dientes en un gruñido feroz que resonó por toda la oficina. Ruby se asomó por detrás de Angel, investigando si su presencia era requerida para solucionar el inminente conflicto. Cuando Vox negó, el demonio asintió y volvió a su escritorio. En su lugar, Vox observó cómo Angel lucía más culpable que asustado de haber enojado a Vark. Él calculó los peores escenarios que podían desencadenarse al poner a un devorador de demonios frente a un pecador que había perdido todo instinto correctamente calibrado para sobrevivir. Y principalmente, él hizo una ruta mental de cómo proteger a Vark en el caso de ser necesario, considerando que una de las habilidades de Angel consistía en invocar subfusiles Thompson.

Vox se levantó lentamente, listo para llamar a su lado a su mascota y desarmar la situación. Pero Angel lentamente se sentó en el suelo, extendiendo sus manos, palmas arriba, sobre su regazo.

Total rendición.

Aún con el mentón en alto, el pecador se mostró desarmado y dócil.

—Vark no come gente, ¿verdad? —Angel preguntó cuando el animal comenzó a avanzar hacia él visiblemente menos agresivo y mucho más curioso.

—¿Quieres la respuesta verdadera o la que hará que no salgas corriendo? Te lo pregunto porque debes tener en cuenta que a él le gusta perseguir a sus presas. —Vox respondió divertido.

La cola de Vark estaba moviéndose de un lado a otro en señal de genuina curiosidad.

—... ¿Vas a dejar que tu mascota me coma? —Angel susurró con reproche.

Pero el pecador aun así no se movió. Ni cuando Vark siguió mostrando sus grandes dientes y debido a su tamaño fácilmente podría arrancarle la cabeza a Angel.

—Tú lo asustaste. —Vox bromeó y se cruzó de brazos—. Creo que debería dejar a Vark escoger tu castigo.

Angel mordió su labio inferior, pero a pesar de que era obvio que Vox estaba bromeando, el pecador asintió y prestó completa atención al tiburón. Listo para el veredicto.

—Creo que, si yo estuviese en el lugar de tu papá, dejaría que me comas. Yo estaría muy molesto si alguien asustase a mi pequeño Fat Nuggets. —Angel respiró hondo y dejó caer sus hombros— ...claro que mi bebé no tiene ojos tan grandes ni dientes tan afilados.

Lo último lo dijo con nerviosismo, dejando ver que a pesar de que había aceptado su destino, él realmente no quería ser lastimado. La reacción de Vark fue inmediata. En un salto tumbó a Angel desplomando todo su peso sobre él e inmovilizándolo.

—¿Qué...? ¡Vox!

—Vark está haciendo su trabajo. —Vox explicó caminando hasta el lugar donde Angel se encontraba y se sentó sobre sus talones para mirarlos de cerca—. Si no te calmas, él no va a moverse.

Porque Vark estaba acostumbrado a sus conductas destructivas y cómo lidiar con estas. Inmovilizar a Vox era una de las más rápidas soluciones que su tiburón tenía.

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