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capitulo uno “el papá”
Octubre 2021.
Miro la hora en el reloj de mi muñeca por decima vez en la mañana. Se me escapa un bostezo que logro tapar con mi mano y sé que todavía me queda una hora más en este lugar. Sin poder evitarlo suspiro y en esa no la disimulo tanto porque alguien lo nota.
—¡Epa! —exclama Catalina llegando con un juguetito en su mano, sonríe viéndome—. ¿Mala noche?
—Horrible. —respondí sin pensarlo dos veces.
Volteo los ojos al mismo tiempo que comienzo a sentir un leve dolor de cabeza.
—Apenas dormí tres horas corrido.
—¿Por? ¿Todo bien... Con Ignacio?
La miro entrecerrando mis ojos y las imágenes de anoche, madrugada, vienen a mi mente. Muchísimas.
—Mas o menos, bueno, supongo que ya está bien. Anoche tuvimos una discusión, tonta, pero en fin fue una discusión donde ya tiras todas las cosas que te molestan. —confieso siendo honesta a mi compañera, tomo aire—. Pero creo que fue un alivio, ya se sintieron bien los pesos que me saque de mis hombros y creo que el también se sintió así.
Catalina permaneció en silencio por unos segundos hasta que me giro a verla y parecía aún preocupada.
—Pero ya estamos bien eh, solo estoy cansada y tengo sueño. —comento para aliviarla.
Ella me hace un gesto que no entiendo hasta que habla.
—Puedo percibir cuando las cosas se ponen complicadas porque no esta muy lejos de tener un expiró y discúlpame Bianca, pero lo tuyo suena como me pasó a mí.
La miro ahora totalmente seria porque ella me miraba de la misma manera y luego sale corriendo a mirar por unos de los nenes que estaban comenzando a desconocerse.
En ese momento me da con una sensación en el pecho que no comprendo.
Lo que si comprendo es que se refirió a su relación que ya termino cuando ella ingreso a trabajar acá y yo fui la primera en la fila en ver cómo durante estos meses la vida a su cara volviendo porque cuando la conocí apenas sonreía si no era por los chicos. De repente me abunda una angustia y no quiero tener que pasar eso. Dudo que Ignacio y yo estemos cerca de eso pero hay muchas cosas que me hacen pensar si de verdad estaba tan segura que eso no nos pasaría.
Decido despejar todos esos escenarios posibles de mi cabeza y acercarme a unas de las mesas dónde los chicos hacían la manualidad del día que propuso la seño a cargo. Rápido olvidó aquella charla con Julia, cómo también olvidó que me moría de sueño por un buen rato cuando empecé a moverme y prestarle la atención debida a los chicos, tanto me desprendo que finalmente llega el horario feliz. Feliz para ellos porque ven llegar a sus papás buscándolos y feliz para nosotras que sabemos que el día esta cerca de terminar.
