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Cuando entraron a la habitación de Enzo ya se sentía el olor a porro y escabio. Valentina saludo rápido a Juli, Lean, Rodri y el Kun, siendo este último uno que se había colgado de la joda para seguir jediendola. Después, la agarraron de la mano, obligándola a bailar con ellos.

—TU Y YO NENA AL NIVEL CIEN, QUIERO PASARLA BIEN. UNA NOCHE CONTIGO CINTURA DE DIEZ. 

Se pudo dar cuenta que estaban re en pedo y puestos, porque se reían de cualquier boludes, además de que hacían cualquier paso de baile. Aunque a ella tampoco le faltaba mucho para estar así. 

Emiliano la miraba, sonriendo como boludo al verla tan feliz. En un momento consiguió huir del baile al que fue sometida, y corrió a sus brazos.

—¿Bailamos? —extendió la mano, y él la enlazo con la suya.

—Obvio corazón.

Sin miedo al éxito, se pusieron a bailar muy juntitos. Inclusive se cantaban partes de las canciones, hacían pogo con el resto y hasta empujaron a uno arriba de una cama, para después pegarle con los almohadones.

Para cuando Valen tuvo una botella cortada a la mitad y llena de fernet, ya estaba bailando una canción de Damas Gratis. La habitación se había copado de más, como si fuera la de un viaje de egresados, habían apagado las luces y pusieron unas de colores. Ni siquiera sabía qué hora era, se había desconectado del mundo. 

—VALENNN, SIEMPRE CUANDO BAILAS A TI SE TE VE LA TANGA Y DE LO RAPIDA QUE SOS TE SACAS TU TANGA —cantaba Emiliano mientras metía los dedos en su short, tocándole el elástico de la tanga.

—Y LE DAS PARA ABAJO PA' BAJO PA' BAJO —ella y él empezaron a bajar a la vez.

Le acercó la botella con fernet para que tome, y sin perder el contacto visual con ella, tomó. Después, cuando terminó, lo acercó, chapandolo con todas las ganas.

—Eu eu eu, ¿jugamos al truco? —Enzo se puso el porro entre los labios y les mostró las cartas.

—Yo paso, no tengo ni idea de cómo se juega. ¿Alguien trajo el UNO? —miro a los demás, pero parecían dispuestos a jugar al truco- bue, amargos.

—Amargo y retruco, pendeja —el Kun se acercó a ustedes con un habano entre los dedos, Valentina lo miró mal.

—Che boludo, todo bien que seamos campeones y estemos pum para arriba, pero tenes que cuidarte gilaso.

—Te quiero Valenchu, gracias por preocuparte, pero vos tranqui. Es mi único permitido, ¡SOMOS CAMPEONES CARAJO!

Y al grito de él, se le sumó el resto. Aunque ella se concentró en el barrabrava del arquero, que estaba gritando como loco, justo como lo hizo después del partido con Países Bajos.

I fucked you twice, puto —repitió, en voz alta, aunque en realidad su intención era hacerlo en la cabeza.

—Upa, ¿ya estas en pedo mamita? —asintió con la cabeza mientras se reía y mordía el labio- ¿volvemos a la habitación? Así dormimos un rato, y después podemos desayunar o almorzar juntos. Depende de cuando nos despertemos.

—Pero Emi... —hizo puchero- los familiares nos vamos antes de acá, viajamos por separado.

—Es verdad, la puta madre.

—Ya se, podemos ir a buscar algo para el bajón en el buffet, después vamos a mi habitación y vemos Los Peques. Tengo la pelicula descargada.

—Valen, vimos esa peli tantas veces que podríamos decir los diálogos nosotros en vez de ellos —lo miro con cara de perrito mojado, intentando convencerlo- bue dale, vamos caprichosa.

vulnerabilidad - dibu martinezWhere stories live. Discover now