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Me encontraba desubicada. Al intentar abrir los ojos, un dolor punzante atravesó mi cabeza.

- ¡Mierda! - Maldije en voz baja.

Me toque la parte trasera de la cabeza. Al pasar la mano, note la sangre que salía de ella.

Volví a tratar de abrir los ojos mientras los recuerdos venían a mi cabeza. Lo último que recordaba era estar a punto de dispararme, cuando note un fuerte golpe en la cabeza.

Finalmente pude abrir los ojos y miré a mi alrededor, no había nada que pudiera darme una pista de donde me encontraba.

Estaba en una especie de habitación totalmente vacía, lo único que había era la manta sobre la que estaba sentada y una puerta justo en frente. La poca iluminación que había, venia de una bombilla que tenía el techo.

Un escalofrío me recorrió el cuerpo al ser consciente de lo que pasaba. Habían conseguido atraparme.

Recordé la primera vez que el jefe se presentó a mí. Fue un año después de la muerte de mis padres. Durante ese año me metí en todos los problemas posibles. Problemas con la autoridad, drogas, carreras ilegales, robos y un largo etc.

Ese día me encontraba vendiendo éxtasis, mientras esperaba mi turno para correr en una carrera.

Con tan solo quince años era una de las mejores corredoras de mi ciudad.

A mi padre le encantaban los coches, era su pasión. Con solo ocho años, conduje por primera vez. Siempre que íbamos a la casa que alquilábamos para las vacaciones, nos pasábamos las horas en un pequeño circuito de arena que tenía.

Nada más bajar del coche después de ganar la carrera, se presentó. Me dijo que hacía tiempo que seguía mis pasos, que estaba interesado en que me uniera a su equipo. Ellos me enseñarían todo lo necesario para ser la mejor y ganaría mucho dinero.

Me dio unas semanas para que lo pensara. Pero yo no tenía dudas, me uniría a ellos y sería la mejor. Por esa época andaba demasiado perdida...

Si me preguntas ahora si lo aria, puedo contestar un NO rotundo. Y no solo no me uniría, intentaría que no pudieran reclutar a nadie como hicieron con nosotros.

Mientras me encontraba divagando en mis recuerdos, se escuchó algo al otro lado de la puerta. Intente ver si podía escuchar algo, solo escuchaba voces susurrando.

Me encontraba con las manos esposadas a la pared. También tenía una cadena a la cintura, que me impedía poder moverme de donde estaba.

La puerta se abrió. Tuve que cerrar los ojos, la luz que entraba de fuera me cegó.

Al cerrarse la puerta, trate de volver a enfocar la vista. Aun no podía ver bien, solo distinguí la silueta de una mujer. Caminaba con paso firme hacia mí, haciendo sonar sus tacones.

Solo cuando la tuve delante, la reconocí.

-Victoria. - Escupí su nombre.

Se agacho delante de mí mientras reía.

-Que mona. - Dijo dulcemente. - Si recuerdas mí nombre.

Me acaricio la cabeza como si de un perro se tratara.

-Por muy mona que me parezcas, no estoy aquí para hablar de eso. - Se levanto lentamente.

Saco algo de su bolso y volvió a ponerse a mi altura.

Al fijarme vi que era uno de mis cuchillos. Nadie podía tocarlos, era como un TOC que tenía. En ese momento, me prometí que, si tenía una oportunidad, no solo la mataría. Le degollaría el cuello con ese mismo cuchillo.

SANGRE ENEMIGAWhere stories live. Discover now