Capítulo VI: Anastasia parte 2.

20 5 10
                                    

Notas preliminares: Como pueden recordar esta es la segunda parte del capítulo tres, yo les recomiendo que vuelvan un momento a ese capítulo, aunque no es necesario.

Y aquí vamos de nuevo, primer día de clases. Teníamos una presentación como parte del acto  de bienvenida; representaremos al sub-área de música popular, el resto de la banda y yo quedamos en vernos temprano para poder probar audio.

Primero tenía que hacer algo, lo hago cada primer día de clases: me paré frente al antiguo autódromo abandonado, saqué las llaves de mi bolso y me preparaba para levantar la cortina de acero de la puerta principal, que llevaba al recibidor. Estuve así quince o veinte minutos, no lo logré.
Me senté en la acera del frente a tratar de no llorar.

—¡Papá, tú hija está en su último año de colegio y se esforzará al máximo para hacerte sentir orgulloso! —grité al aire antes de irme, por alguna razón eso me liberó un poco de mi tristeza. Me sentí animada de nuevo.

Con guitarra en mano, corrí por la calle como una loca, cualquiera que me viera pensaría que estoy huyendo de algo. Pero ya me conocen: Me distraje viendo los diferentes actos de bienvenida a los nuevos estudiantes, que estaban organizando por toda ciudad. En el camino vi una bicicleta que se me hizo conocida, pero no alcancé a reconocer al cruel muchacho que me dejó tirada en el suelo.  Seguí a todo galope, evidentemente se me había hecho tarde.

Cuando llegue a la escuela, volví a ver al chico de la bicicleta, esta vez si distinguí su melena azabache amarrada por una cola de caballo. Da igual que lo haya topado o no, no tenía tiempo para armar escenitas solo por un cordial, aunque algo abrupto y accidentado, rechazo. Sin embargo fue algo  cruel dejarme tirada en la calle y ni siquiera voltearme a ver o ayudarme a ponerme de pie al menos. Después de todo sí me caí bastante fuerte contra el pavimento y un poco de amabilidad no estaría de más.

Fui  directo al auditorio principal de la escuela y me encontré a mi bajista discutiendo fervientemente con el presidente del club de historia del Rock n Roll.

—Lo siento amigo, el repertorio está así hace un mes y no se puede cambiar. —Escuché responder al señor presidente.

—¡Pero nosotros apartamos esta canción hace dos meses, no puedes hacernos esto hoy Ignacio! —Johnny se veía molesto, tenía la mecha corta y en cualquier momento se le iba a abalanzar,  después se pregunta porque no acepto ninguna de sus citas.

Me acerqué cuidadosamente, que yo haya llegado tarde no ayudaría mucho al enojo de Jonathan.

—¡Vic! —exclamaron al unísono, me habían descubierto…

En cambio Priscila los observaba con una sonrisa sardónica y la verdad algo nihilista. Le gustaba ver a dos chicos que ella consideraba guapos a punto de pelear, es algo malvada, no les voy a mentir.

—Por favor dile a este idiota, que nosotros apartamos Layla hace dos meses. —De nuevo ese par de ojos, como los ojos de un toro de lidia, sentía como si en cualquier momento fuese a embestir, esa furia reprimida causaba pánico.

—Eso hicimos, él mismo se aseguró de esto Ignacio, lleva apuntes de todo, no hay manera de que se equivoque —sentencié molesta, si hubiese sido mi error Jonathan lo sabría. 

—Hablamos con tu guitarrista para ver si nos cedían la pieza, hasta lo cambiamos en el itinerario —justificó Ignacio seriamente.

La cara de Jonathan era increíblemente sombría, lo quería matar.

—Ya, nuestro guitarrista sordo habló contigo y cambió el itinerario, suena a que engañaste a Ash para que lo cambiara —dedujo Jonathan, aunque siendo sincera no sé por qué él menosprecia así a Ash, más bien esto me sonaba a que nosotros no le habíamos entendido a Ash cuando trató de informarnos.

Still Loving You. Where stories live. Discover now