Adiós, Mi Amor Miserable

Capítulo 8 Lágrima de Mar

Cuando regresó a casa, Claire se dispuso a seleccionar su atuendo para el banquete. No fue nada sencillo, pues Nathan había exagerado como siempre y había hecho llevar a su habitación un montón de ropa de lujo.

Justo cuando estaba arreglando lo que se iba a poner, su teléfono sonó.

"¡Claire! Por fin abriste los ojos, querida", declaró Haylee Carter al otro lado de la línea. "Voy a hacer una fiesta para celebrar tu divorcio. Ese Darren es un malagradecido, nunca te mereció. En fin, conozco a muchos solteros que podrían ser un buen partido, todos son más apuestos y considerados que él, eso te lo aseguro. ¿Quieres que te los presente? Si te gustan todos, puedes quedarte con todos, ja, ja, ja".

"Bueno, lo de la fiesta lo acepto, pero no necesito otro hombre en mi vida ahora mismo", interrumpió Claire antes de que fuera demasiado lejos. "Por cierto, mi familia celebrará un banquete esta noche".

"Bueno, podemos ver qué hacemos después del banquete... ¿Recuerdas a ese joven de la familia Warren? Su familia lidera el mercado de la producción de energía... También está el hijo de los Ramsey que acaba de llegar del extranjero...".

"¡Dios, basta! ¡Detente!". Claire hizo un ademán y agregó: "Ya no creo en el amor".

"¡Agh! ¡Todo por culpa de ese cabrón de Darren! Te ha partido el corazón y te ha hecho perder la fe en el amor y en los hombres... Te juro que le daré su merecido cuando tenga la oportunidad. ¿Cómo era que se llamaba esa perra con la que andaba? Agh, olvídalo... Es una perra y así la voy a llamar de ahora en adelante".

"Ahora que estoy divorciada, no me importa en absoluto lo que haga con su vida... Me da asco el solo hecho de pensar en ellos".

"Eres demasiado indulgente, amiga, puedes olvidar fácilmente, pero yo no... ¡Te juro que les haré pagar por lo que te han hecho! ¡Esos cabrones se merecen lo peor! ¡Solo espera y verás!".

"Oye...", replicó Claire.

Pero antes de que pudiera decir algo más, la chica colgó la llamada.

Impotente, Claire sacudió la cabeza.

Haylee no había cambiado ni un poco, seguía siendo tan resuelta y atrevida como siempre.

Minutos después, una criada entró a su habitación con un collar exquisito.

"Señorita, esta es la 'Lágrima de Mar', un presente de su hermano".

De pronto, los ojos de la chica se espabilaron cuando vio el enorme diamante azul.

Justo entonces, un mensaje entró en su móvil. Era de Nathan.

"Es un regalo para mi princesita por haberse divorciado por fin de ese hombre. Solo tú eres digna de usar una pieza como esa".

El rostro de Claire se suavizó y sonrió levemente.

En breve, la criada le puso el collar y exclamó: "¡Increíble!".

"¿Qué cosa? ¿Yo o el diamante?".

"Oh, usted, por supuesto".

Claire sonrió y se miró en el espejo.

"Antes era más bonita".

"Señorita, usted siempre ha sido hermosa", dijo la sirvienta mientras la ayudaba a maquillarse.

Pronto, Claire estuvo lista y se subió al auto que la llevaría hasta el banquete.

En el camino recibió un mensaje de Haylee.

"Supe que Darren también fue invitado al banquete, ¿acaso te gusta todavía?".

"¡Diablos, no! No volverá a pasar nada con él, además, no va a venir... A Darren solo le importa trabajar, desprecia los compromisos sociales".

"¿Crees que se atreva a rechazar una invitación de la familia Williams?".

Cuando Claire estaba a punto de responder, el auto se detuvo. "Señorita, hemos llegado a su destino", le recordó el conductor.

"Seguimos hablando en la fiesta", le escribió Claire antes de bajarse del auto.

Aunque era un evento selecto y al cual la prensa no estaba invitada, la seguridad era estricta.

En la entrada, un apuesto hombre alzó el brazo y saludó a Claire.

Ella frunció levemente el ceño porque no recordaba haberlo visto antes.

Si bien Claire era la hija consentida de los Williams, nunca antes se había mostrado en sociedad y, por lo tanto, ninguno de los invitados debería conocerla.

Para evitar el momento incómodo, ella simplemente le sonrió con cortesía y entró elegantemente al salón.

El sujeto que la había saludado se apartó enseguida y llamó a Darren.

Él era Stuart Myers, un casanova de renombre en la ciudad y amigo de Darren.

"¿No vas a venir al banquete de la familia Williams?", le preguntó a su amigo por teléfono.

"Sabes que no soy de esas cosas".

"Acabo de ver a tu exesposa aquí... Rayos, creo que hoy se ve incluso más hermosa que en su foto de boda... ¿Estás seguro de que no quieres venir?".

Darren permaneció en silencio por un momento y luego colgó.

"Sé que no la dejarás ir", murmuró Stuart mirando la pantalla.

Moría por ver la expresión de Darren en ese momento.

Mientras tanto, Darren estaba saliendo de su oficina en ese momento y le ordenó a Wilton: "Cancela mi agenda por esta noche, iré al banquete de la familia Williams".

"Sí, señor".

Wilton se encogió de hombros y asintió.

No obstante, le parecía extraño que su jefe estuviera cancelando reuniones tan importantes recientemente. Era un comportamiento inusual en él.

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