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el mago Suliman. Está esperando la cabeza de Howl para convertirse en nuestro ser
humano perfecto. Cuando consigamos la cabeza de Howl, tendremos el nuevo Rey
de Ingary y yo gobernaré como Reina.
-¡Estás loca! -dijo Sophie-. ¡No tienes derecho a hacer puzzles con la gente! Y
no creo que la cabeza de Howl te obedezca en absoluto. De alguna manera
conseguirá escabullirse.
-Howl hará exactamente lo que le digamos -dijo la bruja con una sonrisa
astuta y enigmática-. Controlaremos a su demonio del fuego.
Sophie se dio cuenta de que tenía muchísimo miedo. Ahora sabía que lo había
estropeado todo.
-¿Dónde está la señorita Angorian? -dijo, agitando el bastón.
A la bruja no le gustó que Sophie levantara su bastón. Dio un paso atrás.
-Estoy muy cansada-dijo-. No hacéis más que estropearme los planes.
Primero el mago Suliman no se acercaba al Páramo, así que tuve que amenazar a la
princesa Valeria para que el Rey le ordenara venir hasta aquí. Luego, cuando vino,
plantó árboles. Después, durante meses, el Rey no permitió que el príncipe Justin
siguiera al mago Suliman y, cuando por fin lo hizo, el muy tonto se dirigió al norte
por alguna razón, y tuve que usar todas mis artes para atraerle hasta aquí. Howl me
ha causado más problemas aún. Ya se escapó una vez. He tenido que usar una
maldición para atraparle y, mientras intentaba averiguar lo bastante sobre él para
elaborar la maldición, tú encontraste lo que quedaba del cerebro de Suliman y me
diste más problemas. Y ahora que te traigo aquí, me levantas el bastón y te pones a
discutir. Me ha costado mucho llegar hasta donde estoy y no me apetece en absoluto
discutir.
Dio media vuelta y se alejó entre las sombras. Sophie se quedó mirando a la
figura blanca que se movía entre las tenues llamas. «¡Creo que se le va notando la
edad!», pensó. «¡Está loca! ¡De alguna manera tengo que soltarme y rescatar a la
señorita Angorian!». Al recordar que la sustancia anaranjada había evitado su bastón,
igual que la bruja, Sophie lo levantó por encima de la cabeza y lo movió a su espalda
de un lado a otro, buscando el lugar donde se anclaba al pilar.
-¡Suéltate! -dijo-. ¡Déjame!
Los tirones de pelo eran muy dolorosos, pero consiguió que empezaran a caer
hebras de color naranja hacia los lados. Movió el bastón con más energía. Ya se había
soltado la cabeza y los hombros cuando se oyó una explosión sorda. Las pálidas
llamas temblaron y el pilar al que estaba atada Sophie se estremeció. Luego, con un
ruido como de miles de juegos de té cayéndose por unas escaleras, estalló un trozo
del muro de la fortaleza. Una luz cegadora se filtró por un agujero largo y desigual, y
por la abertura entró saltando una figura. Sophie se volvió entusiasmada, esperando
que fuese Howl. Pero la silueta oscura tenía solo una pierna. Era otra vez el
espantapájaros.
La bruja soltó un aullido de rabia y se abalanzó hacia él con la trenza rubia al
viento y los brazos huesudos extendidos hacia los lados. El espantapájaros saltó
hacia ella. Se oyó otra violenta explosión y los dos quedaron envueltos en una nube

EL CASTILLO AMBULANTEحيث تعيش القصص. اكتشف الآن