Gente, Se Me Salio La Rodilla De Lugar (Rodrivan)

3

El tiempo había pasado y ese día Ivan cumplía 17 años, por lo que sus padres habían planeado una fiesta esa noche para el adolescente.

Con Rodrigo todo estaba "tranquilo" por así decirlo, él ya no le tenía tanto odio, pero igualmente seguían haciéndose bromas de vez en cuando.

Y para Rodrigo ese día se supone que haría muchas bromas más para celebrar el cumpleaños de su hermano, empezando por poner crema batida en las manos de Ivan, y así cuando se levantara y refregara sus ojos se mancharía la cara.

—Rodrigo, la concha de tu madre.—Limpió su cara con su remera y lo miró con odio.

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En otra ocasión, Ivan fue a la cocina y vio un pequeño cupcake en la mesada de la mesa, esta acompañada con una cartita.

"Hola mi amor, feliz cumpleaños, te deje esto para que comas mientras nosotros compramos las cosas"

No le prestó atención a la letra y solo comió el cupcake, y al toque lo escupió con asco. Se dio vuelta cuando escuchó la voz escandalosa de su hermano.

—Hijo de puta, ¿Qué le pusiste?—Rodrigo no respondió y solo sacó de atrás suyo un pote de espuma de afeitar.

—Feliz cumple.—Rió y se fue.

(• • •)

—Rodrigo, los invitados están por llegar, ¿podes llevar el tacho con la ropa al lavadero?—La mujer se ponía sus aritos mientras señalaba el balde que estaba a su lado.

—Si ma.

El castaño se acercó y lo agarró, para dirigirse a las escaleras y bajarlas, sin darse cuenta que una media se le había caído y quedó en el borde de la escalera.

—Rodri, se te cayó una media.—Le advirtió su mamá.

—Ahora después la junto—Le gritó desde abajo.

Pero Rodrigo nunca la junto y ahí quedó.

El castaño había subido a cambiarse, encontrándose a su hermano un poco nervioso.

—¿Hay terremoto o que?—Dijo burlón y su hermano lo fulminó con la mirada.

—Cerrá el orto, estúpido.

—¿Qué te pasa?

—No se que ponerme.—Señaló sus remeras que estaban en su cama.—Va a sonar raro, ¿pero me ayudas?

—Ay dios, para—Rodrigo fingió quedarse sin aire y agarró su pecho.—Me va a dar algo.

—Dale tarado.—Rió con enojo.

—Boludo, nunca me pedis nada, me va a dar un paro.

—¿Me vas a ayudar o no?

—Ponete esa negra.—Señaló una remera negra simple.

—¿Seguro?—Asintió y se acercó a la cama.

—Yo creo que te quedaría bien, es más, creo que me quedaría mejor a mi—Dijo agarrandola.

—¿Qué decis bobo?—Siguió sus movimientos.

—Podría probarmela.—Sonrió con picardia.

—Rodri, dame mi remera.

—Atrapame primero.

Y sin más salió corriendo, siendo seguido por su hermano que gritaba su nombre.

Rodrigo se dirigió a las escaleras y vio la media, esquivandola y bajando medio agitado. Se dio la vuelta para detener a Ivan, pero fue tarde.

—¡Ivan cuidado!—Gritó Rodrigo para pararlo de que pisara aquella prenda.