Maldito contra su voluntad, Harry hizo lo mejor que pudo hasta que se encontró, de nuevo, vagando por el reino de la Muerte. Cuando la Muerte le ofrece una segunda oportunidad, una oportunidad para corregir los errores ante los que había estado cieg...
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Sin Arrepentimientos
Harry se mordió un gemido y se estampó contra la pared, de bruces. Riddle se colocó detrás de él, muy cerca y caliente, y le sopló al oído: "Si no te conociera mejor, Sol, pensaría que me estás evitando".
Harry cerró los ojos, porque lo estaba haciendo, pero no iba a admitirlo, así que se burló y se empujó contra la pared lo suficiente como para sugerir que le gustaría alejarse ahora. "No seas ridículo. Tú eres el que dijo que no quería tocar las escuelas y luego centraste toda tu atención en el Ministerio Británico. Sólo porque estés atrapado en un país...". Se calló con un grito ahogado cuando la ropa de ambos desapareció, la polla de Riddle subió para anidarse contra la raja de su culo. "Tramposo", se quejó.
"No me gustan tus excusas", le dijo Riddle. "Como me señalaste, nosotros poseemos aparación, y tú tienes tus pequeñas puertas locas; la distancia apenas es un factor, y las zonas horarias son un obstáculo menor". Una mano se deslizó frente a él y unos largos dedos rodearon su polla de una forma que le había resultado demasiado familiar en el último mes.
"Tom", se oyó susurrar Harry, más como una súplica que como una exigencia. No quería hablar de su evasión, ni siquiera había querido ver a Riddle hoy, excepto que el muy cabrón tenía que ir a cazarlo. Y estamparlo contra una pared. Y...
La mano libre de Riddle empujó ligeramente a Harry hacia la izquierda, luego levantó la pierna derecha y el brazo que tenía delante le ayudó a mantener el equilibrio. "Sujeta eso", ordenó.
"Estás intentando matarme", se quejó Harry incluso mientras extraía las garras de la pared -tendría que acordarse de repararla antes de marcharse del hotel- y le atrapaba la pierna por debajo de la rodilla.
"Si estuviera intentando matarte, mi Sol, no estarías desnudo", señaló Riddle justo antes de que dos dedos presionaran a Harry. Más repentino de lo que estaba acostumbrado, después de casi una semana de ausencia, pero agradeció el ardor.
"No estoy seguro de creerte en eso", alcanzó a decir Harry antes de que Riddle presionara con fuerza contra su próstata y el cuerpo de Harry decidiera demostrar lo cerca que estaba del final de su cuerda llegando al clímax.
Riddle rió en su oído, cálido y bajo, y sus dedos se retiraron. "Al menos sé que no has estado probando a tus secuaces como posibles compañeros mientras has estado fuera", murmuró.
Harry hizo una mueca. "Bastardo".
No dijo "¿Cómo podría alguien sustituirte?", "No todos podemos fingir tan fácilmente que nuestro corazón no está implicado en nuestros devaneos", aunque podría haberlo hecho. Y si no estuviera viendo la soga del verdugo acercarse al cuello de su amante, su propia mano destinada a dejar caer el suelo bajo él, bien podría haberlo hecho, porque no creía en ocultar el alcance de su afecto por otro.
