Love Bet - San (최산) | {ATEEZ}

육⁶

ℋ𝒶𝓇𝓊

—¿Entonces te gusta?— preguntó Jongho, mientras escribía su cuento. Levanté los hombros.
—No— dije, insegura—. Es todo por una apuesta. No me gusta, pero le tengo que hacer creer que sí.
—Pero estás confundida, Haru. Lo noto. Quizás debas contarle al psicólogo lo que pasa.
—Tengo sesión el miércoles. Pero no sé, me va a regañar si le cuento, porque llevo ya casi cuatro años con él, y siempre me dice que debo conocer a alguien bien. ¡Imagina lo que me dirá! Va a pensar que no aprendí nada.
—Bueno, algo de razón tendrá, pero tampoco es que no sepas que es una mentira— dijo, asintiendo. Suspiré, finalizando mi cuento—. No pierdes nada por decirle. Quizás pueda ayudarte con tu confusión.
—Le diré. Gracias, Jongho, por ayudarme. Conocí a sus padres.
—¡Haru!

El profesor lo regañó y él se disculpó, con una pequeña sonrisa. Me reí, bajito, y dejé el cuento en la pila de hojas. No planeaba contarle de la visita a sus padres, pero había sido el evento destacado de mi semana, luego de la revelación del género de mi hermanito.

Cuando salimos del club de lectura, Doyun nos esperaba en el auto, moviendo sus manos al ritmo de la canción que escuchaba. Giró la cabeza y nos vio, así que encendió el auto. Subimos detrás y le bajó el volumen.

—¿Y? ¿Cómo les fue?— preguntó.
—Bien— contestó Jongho—. Escribimos un cuento.
—¿Sobre qué?
—Terror— dije yo—. Aunque no sé si el mío dé miedo.

«♡»

Entramos a mi habitación y mi amigo soltó una exclamación de sorpresa. Se veía más grande, y estaba completamente diferente. Cuando la hicieron, la pintaron de colores diferentes, puesto que antes era completamente blanca. Pero me encantaba. Daba una sensación completamente diferente.

—¿La agrandaron o qué?— dijo, sentándose en la cama.
—Cambiaron todo— dije yo—. Especialmente la pintura, antes era blanca y se veía pequeña. Se ve genial, ¿no crees?
—Sí. Me gusta que el ropero sea así. Tu madre se pasó completamente. Es genial.
—Bueno, puedo contarte el chisme de la visita con los padres de San. Si es que quieres.
—Obvio, cuéntame todo— dijo, haciendo su cuerpo hacia adelante.

«♡»

Entré a la escuela y San se acercó. Me dio un beso en la mejilla, cerca de los labios. Sentí la mirada de Jongho sobre mí, pero no hice mucho. San sonrió, mientras dejaba algo en el bolsillo de mi mochila. Entrelazó nuestros dedos y caminamos hacia su sala, que estaba antes de la mía.

—¿Cómo te fue en la casa de tu madre? ¿Cómo está?
—Bien. Ella está bien— dije, levantando los hombros—. Wooju nacerá en... no sé, creo que en un mes, más o menos. Pareciera que va a explotar.
—Avísame cuando nazca así le digo a mamá y ella le hace algo— dijo, cuando llegamos a su sala—. Sabe tejer, así que es probable que haga alguna manta o algo así.
—Claro. Nos vemos luego.
—Sí. Ah, espera— dijo. Giré a mirarlo. Sacó una pulsera de su bolsillo, luego la ató en mi muñeca—. Es para ti. No te la quites, como el collar.
—Es como la que tenías cuando fuimos a la piscina.
—Es esa. Te queda mejor a ti, así que déjatela. Hoy se hace un mes desde que te invité a salir.
—Vaya. Qué rápido pasa el tiempo.

Asintió y me volvió a dar un beso en la mejilla, luego entró a su sala. Giré y me encontré con Jongho, que levantó las cejas. Le sonreí, mientras él buscaba a alguien con la mirada. Al no encontrarlo, levantó los hombros y nos dirigimos a nuestra sala, sin hablar. Lo notaba diferente. Como más despierto.

—¿Pasó algo de lo que deba enterarme?— dije, cuando entramos.
—Conocí a alguien. Te iba a contar, pero no alcancé— asintió—. Es... increíble. Realmente lo es. Siento que puedo ser yo realmente, como cuando estoy contigo o cuando estoy en básquet.
—¿Cómo se llama la afortunada?
—Audaz de tu parte asumir que es una chica— sonrió de lado. Lo miré.
—¿Es un chico?
—Sí.
—Ah, me encanta. Luego me cuentas. Pero con lujo de detalles, no de manera vaga, como siempre lo hacías con tus novias— pedí. Asintió, sonriendo.
—Obviamente. Eres mi mejor amiga, mereces conocer todos los detalles.

«♡»