십사¹⁴

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ℋ𝒶𝓇𝓊

Cuando me desperté, vi el colchón inflable de Jongho vacío, lo que me hizo fruncir el ceño

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Cuando me desperté, vi el colchón inflable de Jongho vacío, lo que me hizo fruncir el ceño. Siempre nos levantábamos a la misma hora, y si no, me despertaba con él. Hoy no. Me levanté y sujeté mi cabello, luego me dirigí a la cocina, arrastrando los pies. Estaba demasiado cansada.
Cuando entré en la cocina, vi a San escribiendo algo en su celular, mientras Jongho tomaba café apoyado en la cocina. Me pasé la mano por los ojos, bostezando.

—Buenos días— dije, suspirando. Jongho me dio una taza con café.
—Buenos días— contestó. San leía algo, concentrado.
—¿Qué hace?
—Está buscando información sobre cuánto duran las plantas que tu padre tiene.
—Pero son falsas— susurré. Asintió, con una sonrisa. Sonreí yo también, al entender lo que hacía—... Eres un bully.

Se rió, mientras me acercaba a San. Me senté a su lado y me miró de reojo, luego volvió la vista a su celular. Yo también lo hice, en silencio, con el café calentando mis manos.

—No aparece nada— dijo, luego de un momento. Jongho se rió, yendo hacia el baño.
—Son plantas falsas. Jongho te está haciendo perder el tiempo— dije. Suspiró, molesto, y sonreí.
—Qué mal.
—Ya lo creo. A papá se le secan hasta los cactus. ¿No ibas a ir directamente a tu casa?
—Sí, pero tu padre me dijo que me quedara, iré luego de que se levante. Debo agradecerle la hospitalidad.
—Claro. Papá es... genial. ¿Ya desayunaste? ¿Quieres algo?
—Sí, Jongho hizo café. No, estoy bien.
—Claro. Hay algo que tengo que darte, así que ven.

Me paré y fui a mi habitación, con él caminando detrás de mí. Entramos y observó todo, en silencio. Nunca dejé que cualquiera entrase. Busqué las cartas que nunca le di, al igual que algunos regalos, mientras él se sentaba en la cama.

—Oye, qué cómodo— dijo, luego se acostó—. No puedo creer que me hayan hecho dormir en el sofá cuando podía dormir en tu cama.
—En mi cama duermo yo— dije, levantando las cejas. Sonrió, mirándome—. Claro. ¿Tu madre no te llamó?
—No. ¿Puedo saber cómo has estado en estas semanas? Porque dejaste de hablarme, como si nunca nos hubiéramos conocido.

Suspiré, sacando un libro. No quería responderle. Las entradas en mi diario, los dibujos de mi sketchbook y los poemas sin terminar eran la respuesta que necesitaba. El profe del club de lectura me había regañado por no terminar los poemas, y también porque eran todos tristes, incluso cuando no tocaban el tema "tristeza".

—¿Puedo ver ese libro?— dijo, señalando el libro de poemas.
—¿Te gusta la poesía?
—Sé tanto de poseía como de vóley.
—¿Lo que te he enseñado?— bromeé, dándole el libro. Sonrió, abriéndolo en la página marcada.
—¿Este lo usas para el Club de Lectura?

Negué. Usaba un cuaderno aparte. Saqué el frasco con cartitas y lo puse en una bolsa, junto con las otras cartas. Me senté frente a él en la cama y lo observé, mientras leía un poema.

—Escribes muy... bonito— susurró.
—Mis poemas están sin finalizar. Estoy así hace un mes.
—Pero tienen algo que les da su toque. Entiendo lo que significa, pero igual le da su toque. Quizás están destinados a no terminar.
—Supongo— dije. Cerró el cuaderno, sin perder la página, y me miró.
—Lo siento mucho, Haru. Si pudiera volver el tiempo atrás, y rechazar la apuesta... lo haría. Si te pudiera pedir salir, de nuevo, lo haría sin una apuesta detrás.
—El daño ya está hecho, San. No puedes volver el tiempo atrás.
—Pero sí podemos empezar todo de nuevo, Haru. ¿Por favor?— dijo. Miré hacia otro lado, intentando ahogar mis sentimientos.
—Esta será una de las últimas veces que hablaremos, San. No planeo hacer esto de nuevo, era porque necesitaba que fueras a la sesión.
—Es en una semana.
—No hablaremos hasta ese día. Luego, desapareceré de tu vida, y volverá a ser como antes de que me cambiara al instituto de Namhae.
—¿Qué quieres decir?
—En cuanto el año escolar termine, me mudaré a Seúl— dije, mirándolo. Su rostro me partía el corazón, pero ya había tomado una decisión—. Tengo la oportunidad de jugar para la selección de vóley, y no la pienso perder de nuevo. Estoy cansada de ver mis oportunidades pasar y no tomarlas.
—Haru, no puedes...— dijo, pero su voz se quebró.

Dejó el cuaderno a su lado y se acercó a mí, con los ojos llenos de lágrimas. De manera indecisa, me tomó de las manos, luego me sujetó por los hombros.

—Haru, tú... no puedes alejarte. Tú eres... no puedes dejarme así— dijo, negando con la cabeza—. Yo... te necesito, realmente lo hago. No soy nadie sin ti.
—Eras alguien antes de conocerme, y lo serás cuando no esté— dije, levantando los hombros—. Fue solo un amor fallido, hay muchísimos de esos.
—Soy lo que soy, ahora, gracias a ti. Estos meses... me han cambiado. Todo gracias a ti. Si te vas...
—Lo siento, Sani. Es lo mejor para mí.
—¡Pero no para mí! ¿Y Jongho?
—Jongho irá a verme en las vacaciones.

Negó, frunciendo el ceño, y me abrazó, apretándome en sus brazos, como hizo Jongho el primer día de clases. Mi corazón se deshizo en ese abrazo, pero lo ignoré. Había deseado esto por mucho tiempo, y ahora no quería dejarlo ir.

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Love Bet - San (최산) |  {ATEEZ}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora