𝐕.

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24 de diciembre,

20:43 hrs.

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Víspera de Navidad. Ella estaba terminando de comer un sándwich en su habitación, meditando sobre su relación con John. Eran capitán y sargento, también eran amigos. ¿Los amigos se robaban besos? No le parecía coherente.

Unos toques en su puerta le hicieron despertar de sus pensamientos.

Se subió la mascarilla negra y le dijo que entrara.

— ¿Vamos a la sala? Faltan unas horas. — Ella recordó y asintió, con emoción. Hace unos días le había hecho un regalo que fue bastante arriesgado, pero había valido la pena. Lo tenía escondido abajo de su cama.

Ella se había vestido para la ocasión, en realidad no era nada especial pero tenía ganas de vestirse como si lo fuera. Llevaba unas pantimedias transparentes con diseños de tela de araña. Eso lo acompañaba con un cárdigan gris y una minifalda de jean negra. Dejó sus pies libres, pues si no iba a salir afuera, no había necesidad. Salió de la habitación y como no había salido en unas horas, se sorprendió al ver que estaba todo decorado, había comida en la pequeña mesa de centro que estaba junto a los sillones y su bebida favorita, ron Bacardí.

— ¡Okay, wow! ¿Por qué no me dijiste para que te ayudará a hacer todo esto? — La emoción se veía a través de sus ojos.

— Quería que fuera una sorpresa. Nunca hago nada para navidad, está bien salirse de la rutina de vez en cuando. — Rieron al unísono y se sentaron en el piso, el cual tenía una suave manta. Comenzaron hablando, tomando un poco, comiendo y mirando una película.

— ¿Por qué no hacemos karaoke? — Propuso la chica.

— ¡Joder, sí! — El hombre pusó el instrumental de “Can't help falling in love” de Elvis Presley.

Empezaron a entonar la letra de la canción entre risas y miradas cómplices. A la mitad de la canción, las risas cesaron y las miradas se hicieron más intensas. La letra se estaba empezando a intensificar. Él se levantó, tendiéndole la mano, en señal de que comenzarán a bailar. No lo dudo mucho y la agarró, levantándose y poniendo esa mano en su hombro, mientras él la ponía en su cintura y se agarraban las manos sueltas. Una danza suave comenzó, mientras la cantaban entre susurros. Una vez terminada, un instrumental bastante conocido para los dos sonó; “Put your head in my shoulder.” Siguieron con la danza lenta, ahora más sueltos mientras cantaban suavemente. La chica se soltó y él observó cómo se expresaba a través de gestos, movimientos y expresiones faciales (que en realidad no podía ver bien). Una vez terminada la canción, pusieron pausa y comieron algo más mientras hablaban de que tenían buena química bailando.

— Eso se debe a que yo soy un genial bailarín. — Ella rodó los ojos en broma.

— Claro, dos movimientos más y se le cae la cadera. — Él puso su mano en su pecho, fingiendo estar ofendido. Rieron cuando pusieron play de nuevo, y sonó "Snowman" de Sia. La chica se levantó rápidamente y le tendió la mano, haciendo que se levanté.

— ¡Tenemos que que bailar ésta, John! — Él asintió y se posicionaron en la misma posición de antes. El estribillo de la canción empezó a sonar y comenzaron a moverse por toda la sala. Mirándose mutuamente. Él le dio una vuelta y se agarraron de las manos, moviendo los hombros. En una media vuelta, quedó atrapada entre sus brazos de espalda. Quedaron así unos segundos hasta que siguieron bailando y él la soltó mientras la veía dar vueltas mientras una risa sincera se escapaba de sus labios. Ella era feliz, era consciente de que todos esos días fue extremadamente feliz y dentro de poco eso se acabaría. No le importó, vivió el momento y se acercó a él corriendo y encadenó sus brazos en el cuello de John, y él hizo lo mismo en su cintura. Siguieron dando vueltas mientras ella murmuraba la letra y él solo se dedicaba a admirarla.

𝕺𝖋𝖋 𝖙𝖔 𝖙𝖍𝖊 𝖗𝖆𝖈𝖊𝖘. | John Price. Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon