𝐕𝐈𝐈.

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26 de diciembre,

06:17 hrs.

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Llevaba despierta desde las 4, pero realmente no le importaba. Completar la misión era el objetivo principal, no arreglar sus problemas de dormir.

El sol todavía no salía, maldito y precioso invierno. Pensó.
Se dirigió al baño de mujeres y se aseguró que nadie venía, y se quitó la máscara. Ojos marrón claro, con poco o casi nada de brillo y mil historias para contar. Esa cicatriz marrón que llegaba de la mitad del pómulo hacía la nariz, otra historia que contar. Su cara entera tenía historias, unas buenas, otras horrendas. Eran historias que prefería no contar. Se lavó la cara, buscando estar más espabilada y se puso aquel pedazo de plástico con forma de cara humana.

Salió, y vio que ya todos los integrantes de la 1-4-1 estaban despiertos.

— Hey. — Se puso al lado de Pao, haciendo que todos la miren.

— Buen día — La anteriormente nombrada le sonrió. Y lo vió, sonriendo mientras sus ojos le perforaban el alma. Pao volvió a su conversación con Ghost y Hills se abrió paso hasta Price.

— Lana. ¿Pudiste dormir algo? — Le preguntó el mayor.

— Nada, ¿usted? — Su formalidad por alguna razón le quería hacer decir "Tuteame, joder, que nos devoramos la boca en mi departamento" pero en un ambiente así, era mejor callar.

— Menos. — Una risa suave se escapó de sus labios. Sus miradas se encontraron, ésta vez más cerca. La tentación la estaba matando, no lo podía negar. Quería besarlo, si que lo quería. Pero tenía que controlarse hasta que terminaran con eso y tuviera la cabeza de Weber en su colección de trofeos.

— Voy a querer que me aclares unas cosas cuando salgamos de aquí, ¿entendido? — Le daba curiosidad, ¿qué le podría aclarar ella?

— Entendido, capitán. — Él se puso en frente de ella y la estrechó suavemente entre sus brazos, quedando así unos segundos. Luego la soltó y caminaron juntos hacia la pequeña ronda de la 1-4-1.

Comenzaron a hablar de temas aleatorios hasta que la presencia del general llamó su atención.

— Buen día, soldados. ¿Están listos? — Todos respondieron con un "Sí, señor." — Hoy la misión tendrá una ausencia de armas que les resultará infamiliar. Hoy, Weber se dirigirá a un club nocturno y necesito que estén de encubierto dispersos por todo el lugar. Necesitamos una chica de carnada. — Todas las miradas se posaron en ella y en Paola. —

— ¡No me voy a vestir de puta! — Exclamó la italiana.

— ¿Y por qué me ven a mí? — Habló ésta vez Lana.

— Si bien D'Rossi es joven, me temo que usted, Hills, es la más joven y según el capitán tiene una buena voz para cantar. — Ella lo fulminó con la mirada. — Así que quiera o no, será usted. — Suspiró y trató de no sacar su pistola y pegarle un balazo. O pegarse uno a sí misma.

— ... Bien. — Paola suspiró y la tomó de los hombros, tratando de consolarla.

Sintió una cálida mano despeinando su cabello, Soap sabía cuánto le molestaba aquello.

𝕺𝖋𝖋 𝖙𝖔 𝖙𝖍𝖊 𝖗𝖆𝖈𝖊𝖘. | John Price. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora