Capítulo 3

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Ha pasado una semana desde que llegué a Forks y tan solo con la primera plática que tuve con Bella me he enterado de todo lo que pasa aquí

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Ha pasado una semana desde que llegué a Forks y tan solo con la primera plática que tuve con Bella me he enterado de todo lo que pasa aquí.

Nunca imaginé que Bella se vería envuelta en el mundo sobrenatural de la manera en que lo está.

Puedo decir que es un milagro que siga viva. Y no porque sea indefensa, pero al ser humana en medio de vampiros y hombres lobo se convierte en alguien vulnerable a comparación.

Admiro el hecho de que esté siguiendo adelante. Cada persona asimila las cosas de manera diferente, y ella lo está haciendo a su manera, así que lo único que yo puedo hacer es apoyarla y ayudarla a mejorar cada día.

En estos momentos la veo indecisa al elegir la ropa, pues hemos venido de compras, porque aunque sé que ella tiene su estilo, confesó que quiere cambiarlo.

―No estoy segura, Emma ―deja una blusa negra que tiene un pequeño escote.

―¿Te gusta esta blusa? ―le digo, alzando la blusa que dejó hace unos momentos.

Ella con un poco de indecisión asiente.

―Bella, no niego que siempre nos sentiremos inseguras al probar algo nuevo, es parte de la experiencia. Pero tienes que arriesgarte, porque si no te la pruebas, no vas a saber si te queda bien o no.

―Me dirás la verdad, ¿cierto? ―alzo una ceja con confusión―. Sobre si se me ve bien.

―Claro que sí ―sonrío―. Ahora ve al probador y modela para mí ―le guiño un ojo.

Bella suelta una risa, pero me hace caso.

Yo me siento en un sofá que queda frente al probador y espero a que salga.

Mientras tanto, saco el diario que me dejó la abuela y vuelvo a leer el texto que apareció antes de que viniera a Forks.

El comienzo de una etapa se avecina, en donde la decisión de compartir el don otorgado dependerá de ti, pero las consecuencias también.


La parte que dice que el don otorgado puede ser compartido me hace pensar en que puedo transferir ese don a alguien.

Pero el problema radica en que no sé cuales serán las consecuencias.

Suelto un suspiro cansado y cierro mis ojos por un momento. Me siento cansada y realmente lo único que me gustaría en estos momentos es llegar y dormir un buen rato.

El sonido de la puerta del probador me hace abrir los ojos. Bella sale primero con un vestido negro muy hermoso. Puedo notar que se cohibe, pero eso no evita que el vestido luzca en ella.

―Te queda genial, Bella ―digo con emoción y me levanto del asiento después de guardar el diario en mi bolso―. Ponte derecha, Bells.

Mi prima me hace caso y puedo notar sus musculos un poco tensos, por lo que paso mis manos por sus hombros para que los relaje.

Inesperado «Edward Cullen »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora