Dicen que el tiempo lo cura todo.
Pero ¿Cuánto tiempo tarda en sanar un corazón roto?
Han pasado tres años desde la última vez que se vieron y para Soledad ese tiempo no ha significado nada realmente. Su corazón sigue igual de herido que la última...
El sol aún no trepa por la ventana de nuestra habitación. Como si el propio amanecer dudara de mi determinación de partir y este mismo anhelara que vuelva a tu lado.
Pero he tenido el tiempo suficiente para tomar esta decisión.
Ni el inminente amanecer logra desanclar mis pies del enorme entumecimiento que me embarga.
Quisiera quedarme.
Y me esfuerzo hasta doler para no tocar tu mejilla y acercarme a ti. Daría lo que fuera por besarte una última vez.
Tu respiración acompasada solo me hace sentir peor, estás totalmente convencido de que aquí estaré en la mañana.
Que tomaremos café y veremos algo en la televisión. Nos bañaremos juntos y haremos el amor en la ducha.
Que estaré aquí para el almuerzo, degustando juntos las exquisiteces que preparaste y beberemos uno de esos vinos caros, que tanto te gustan.
Que estaré aquí esperando cuando tú sientas que ya no puedes más y que lo único que alivie tu alma sean compañías ajenas que nada tienen que ver conmigo.
Que aquí estaré esperando que vuelvas.
En mi boca se dibuja una pequeña sonrisa al saber que te equivocaste.
Tengo mis zapatos en una mano y mi mochila en la otra, apenas si hay cosas ahí. Pero tampoco es como que me sobre el tiempo para salir de aquí.
Aprieto mi abdomen para obligar a mis piernas a moverse. Pero el entumecimiento ha subido hasta mi cadera y no es difícil imaginar que es mi propio cuerpo el que se niega a alejarse del tuyo.
Mas hoy no puedo ser cuerpo, tampoco puedo ser alma. Solo puedo ser mente. Y en ella no hay otra opción que esta.
Desde la puerta de la habitación me despido en silencio y en un lenguaje sin palabras te digo que lo fuiste todo y te amé tanto que debo ser yo la que debe protegerte.
De ti mismo y tus malas decisiones.
Dejo las llaves del que alguna vez fue mi hogar en el mueble junto a la puerta y cierro lo más despacio que puedo.
En el pasillo me pongo mis zapatos y como si eso pudiera despertarte, corro hasta llegar al ascensor. Necesito salir de aquí, antes de que mi razón pierda y mi corazón me obligue a volver a cobijarme a tu lado.
No puedo confiar en mi misma sabiendo que te amo demasiado y eso ha sido lo que no me ha dejado ver las señales.
¡Y por dios que si las hubieron!
Sacudo mis pensamientos cuando se cruzan los que dicen que esto no está bien. Que yo no soy está. Que mi verdadera yo sé habría quedado hasta el final y habría esperado a que me eligieras.
En el fondo sé que lo harías, pero ¿Cómo podría vivir con eso?
Hay cosas que son más importantes que tú y yo en estos momentos.
Subo al primer taxi que pasa por delante del edificio y me pregunto si es habitual ver mujeres así en la madrugada. Ni siquiera he intentado domar los rizos que solías acariciar.
Le pido al chófer que me lleve al terminal de buses interregional, no logro decir más ya que mi voz se ahoga.
Intento mantener las lágrimas dentro, pero fracaso rotundamente y en segundos los sollozos no me dejan respirar bien, aprieto mi mano en mi boca, pero lo único que consigo es que sean más fuertes.
Mi teléfono comienza a vibrar con su odiosa melodía que solo puede significar una cosa.
Te has despertado y has notado mi ausencia.
Porqué a esta hora ¿Dónde podría haberme metido? ¿No?
No soy consciente de lo que hago hasta que arrojo el aparato por la ventana del taxi.
— ¿Quiere que la espere? —dice el chófer cuando ya hemos llegado, no menciona lo que he hecho, solo espera en silencio y me da tiempo de reaccionar.
—Debo viajar — lo digo más para mí que para él.
El hombre que de seguro lleva muchos años en este oficio, tiene el semblante de alguien a quien le gusta escuchar los problemas ajenos. Lamentablemente yo no soy del tipo que cuenta nada. Y si lo hiciera es muy probable que le pida volver al edificio donde con toda mi alma quiero estar.
Le pago más de lo que dice el taxímetro por qué no me detendré a recibir el cambio, solo quiero correr lejos de aquí. Realmente no sé dónde iré, solo sé que no puedo estar a tu alcance nunca más.
¿Podrás perdonarme?
¿Podré perdonarte yo a ti?
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!!!Hola a tod@s!!! Ha pasado mucho tiempo, pero algo es seguro. Es inevitable volver donde se es feliz y yo soy muy feliz escribiendo.
Desde ya les agradezco por leer esta obra que ha sido escrita con mucho amor.
