Capítulo 24

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No tardamos demasiado en subir con la pequeña hasta su departamento. Y cada momento que paso con ellos me siento mas convencida de que la imagen que proyecta André con el resto es una simple careta. Una mascara, tal como lo hago yo.

Nadie podría imaginar que este hombre de aspecto peligroso fuera de esta manera con su familia. Es realmente atento con su hija y hasta podría decir que me hace envidiar su relación. Yo jamás supe que era ser tratada como una princesa. Realmente nunca lo fui para nadie. Crecí sin padre. 

Quizá fue eso o la constante inestabilidad de la relación de mi madre con mi padrastro lo que me hizo salir tan pronto de mi hogar. Mi madre se tardo mucho en perdonar eso. Y realmente dudo que lo haya hecho realmente.

— ¿En que piensas?

— En que mañana estaré bastante agotada.

—Podríamos reportarnos enfermos — niego sin saber que contestar, espero a que André me diga que es una broma, pero al parecer no lo es —. Tu eres la jefa.

—Con mayor razón no puedo faltar.

—Aburrida.

—Sinvergüenza.

Nuestra risa dura lo que se tarda Angelina en abrir la puerta. Ella no tiene el aspecto de estar feliz con nuestra presencia. 

—Mañana tiene guardería.

—Lo se, había mucho trafico — intento que mi rostro se muestre apacible y no sea la razón de que pueda delatar a André frente a su hermana, pero esta solo se limita a entrecerrar los ojos y lo deja pasar. 

Ambas nos quedamos un momento en el umbral de la puerta hasta que me invita a pasar a la cocina. Es igual a la mía, solo que aquí si se le da un uso correcto, no solo para calentar cosas y preparar café. 

—¿Quieres que te prepare algo? —Angelina me hace buscarla de inmediato y la encuentro sonriendo junto a la nevera, es una muchacha realmente bonita —. No seré un chef como André pero me defiendo. Prometo no envenenarte.

—Claro, pero solo si me dejas ayudarte.

Ella me regala un asentimiento entusiasta, yo no necesito mas invitación, dejo mis cosas sin orden sobre el sillón y vuelvo a la cocina a ayudar a la chica de los lindos ojos verde.

—¿Fue a buscarte? ¿No es así?— Angelina no me mira, pero no la juzgo ya que tiene un enorme cuchillo con el que ataca un par de zanahorias.

—Si.

Ella suspira dejando ver su preocupación. Me miento al creer que solo es por la hora en que hemos llegado. Pero es obvio que no es solo por eso.

—Estaba muy preocupado. Ayer no durmió ¿sabes?

—Exagera, solo me perdí una tarde — intento sonar despreocupada pero al parecer no lo logro por qué ella deja las zanahorias y me mira directo a los ojos.

Al parecer mirar a través del alma de las personas es un rasgo familiar por qué Angelina me hace sentir de la misma manera que lo hace André e incluso la pequeña Tina.

—Mi hermano es muy sobreprotector, lo sé. Pero ayer estaba irreconocible. Creo que salió de casa unas tres veces hasta que se dió por vencido.

—¿Sabes dónde fue?

—No. El es muy hermético. Solo supe que habías vuelto cuando lo ví sonreír más de lo normal. Nuestra madre me contó.

Medito un momento en las palabras de Angelina y se me hace difícil de creer que la señora Rosa estuviera al tanto de mi aparición.

Casi Te OlvidoWhere stories live. Discover now