Capitulo 33

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—Asumo que ya llegó — declara André mientras me ayuda a guardar mi computadora en su funda.

Aún me quedan un tiempo antes de salir, pero el maldito conserje se ha hecho el gracioso y no ha dejado entrar a Benjamín a mi departamento. Dudo mucho que haya tenido que ver con su apariencia, el nunca ha parecido un chico malo.

A diferencia del que tengo junto a mi.

Y en este preciso instante no parece alguien muy amigable.

—Si, me está esperando.

—¿Estas segura que quieres hacer esto?

Hay tantas respuestas para esa pregunta que realmente no sé hacia donde apunta. Aunque no me mentiré diciendo que yo estaría feliz sabiendo que es André quien estará compartiendo el techo con su ex.

—Si, absolutamente.

Hace una mueca que deja su labios en una delgada línea y desde aquí lo escucho botar el aire antes de volver a hablar.

—No te dejaré sola con él. Y no lo digo por qué este celoso. Eso no tengo ni que decirlo. Pero ¿No podía quedarse en otro lugar?

No espera a que le conteste cuando ya tiene mis cosas, las carga sin volver a mirarme hasta que llega a la puerta.

—No André. No lo mandaré a un hotel, cuando el me está ayudando sin ganar nada a cambio — mi voz suena tajante y segura, no daré mi brazo a torcer. Pero mi estómago se aprieta al igual que mi pecho.

No quisiera que este sea un motivo para discutir con él, pero quizá no tenga muchas alternativas.

Evito volver a mirarlo y él tampoco lo hace, en cambio abre la puerta para que pueda pasar.

No necesito mirarlo para sentir su calor al pasar junto a él. Lo escucho soltar un pequeña risa. Pero no me devuelvo a preguntar que es lo gracioso.

—¿Y tu?

Aún hay mucho movimiento en la cocina y en el resto del restorán. Agradezco en mi interior no haber continuado con lo que hacíamos ahí dentro. Cualquiera podría haber entrado y pero aún, podría ser la misma que tenemos en frente.

— ¿Me necesitabas? — le pregunto a Camille pasando por su lado sin detenerme.

—A ti, jamás.

—Entonces ¿Qué quieres?

—Tu madre me mandó a buscarte, dijo que no le contestabas el teléfono. Pero ya me imagino por qué — no logro verla ya que se encuentra a mis espaldas. Pero su insinuación queda en el aire de todos modos.

—Tienes razón Camille, estábamos ocupados. Gracias por no llegar antes — André se adelanta y le contesta por mi. Me vuelvo para verlo y en su rostro no hay rastro de ironía.

Camille en cambio lo mira con desagrado, pero de todos modos se acerca lo suficiente para que yo no pueda escuchar lo que le dice. Y al final se va con una sonrisa en el rostro.

—¿Qué fue eso?

—No fue nada, solo olvídalo — ya no hay rastro de la suficiencia que lo acompaño hace un momento.

—¿Te dijo algo sobre mi?

Sus hermosos ojos se ven muy cristalinos, y si estuviera más cerca creo que podría reflejarme en ellos. Me atrae tomando mi mano, intento resistirme un momento, pero creo de todos modos. Se las ingenia para abrazarme y tanto su aroma como su calor me envuelve. Esconde su rostro en mi cuello antes de hablar.

— Dijo que debía aprovechar mientras me tomarás en cuenta.

Una mano invisible sube por mi cuello a mi garganta y me corta la respiración. El color que suele cubrirme cada vez que estoy avergonzada ahora tiene otro motivo por el cuál aparecer.

Casi Te OlvidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora