Capitulo 12 │ Confesión

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El resplandor de la luna apenas era imperceptible entre la bruma de gemidos y jadeos que se entrelazaban en la borrosa neblina de placer que un par de cuerpos en medio de la oscuridad se enredaban en una danza profana

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El resplandor de la luna apenas era imperceptible entre la bruma de gemidos y jadeos que se entrelazaban en la borrosa neblina de placer que un par de cuerpos en medio de la oscuridad se enredaban en una danza profana. Lo único que su cerebro lleno de estática podía registrar eran las intensas chispas que su cuerpo experimentaba.

Luego de su quinto orgasmo, Sunoo se perdió.

Ni siquiera tiene idea de cómo llegó a la habitación de Sunghoon, lo último que su sorda conciencia estimulada hurga es estar bajo las sabanas de Sunghoon dejando salir lloriqueos por el doloroso placer que punzaba su cuerpo flácido y fatigado.

―Por favor... hyung ya no puedo...― niega con las lagrimas rodando por sus mejillas ante los embistes tensos y ásperos.

―Vamos bebe, uno más...

El pelirrojo gimió apretando el cobertor de algodón en el momento que las grandes manos de Sunghoon alzaron sus piernas hasta que estaban sobre sus amplios hombros. Sunoo se había horrorizado de la resistencia de Sunghoon luego del quinto condón usado, aunque intento apartar las manos del mayor de su cuerpo sensible, el pelinegro solo le había sonreído tirando de su nalga para seguir con sus embistes toscos.

A pesar del cansancio que lo corroía, su borde rojo e hinchado parecía cada vez más hambriento de la polla del mayor, no importa a cuántas euforias haya arribado, Sunghoon se encargó de moldear su cuerpo a una nueva posición antes de enterrar nuevamente su larga y gruesa longitud por su raja húmeda.

Como ahora.

Que podía sentirlo reorganizar sus entrañas por lo fuerte de sus empujes, Sunoo solo emitía pequeños gemidos ante las sacudidas salvajes de las caderas de Sunghoon contra las suyas. A penas asentía ante las palabras del mayor debido a que su orgasmo se arrastraba lentamente como una pendiente resbaladiza que estaba esperando ser colapsada.

La manos de Sunghoon se enroscan en los blandos muslos completamente maravillado por la apariencia del menor, sus ojos entrecerrados y desenfocados con lagrimas corriendo por sus regordetas mejillas que estaban empolvadas de un rubor manzana que decoraba toda su carita. Su boca abierta dejando escapar gemidos que solo lo incitaban a embestir con más rudeza, y sus labios rojos goteando baba por su barbilla.

―Joder. Joder. Joder. 

Un torrente de maldiciones fluye a través de Sunghoon. El pelirrojo entre su neblina borrosa de placer quemando sus entrañas, aprecia cuan ido esta el mayor. Dejando sus muslos para encorvarse hacia delante, Sunghoon enjaula entre sus gruesos brazos el menudo cuerpo de Sunoo cuando empieza a temblar como una hoja, señal de que su orgasmo estaba a nada de golpearlo. Sunoo solloza, ya ni siquiera puede gemir, su boca solo suelta suplicas y susurros, se siente demasiado mareado, cansado, tomando todo lo que Sunghoon le esta dando. Es frenético la forma que sus cuerpos están unidos buscando alcanzar el ímpetu, es casi carnal como Sunghoon enloquece por arruinar cada nervio de si hasta dejarlo pidiendo más.

Unholy » SunSunWhere stories live. Discover now