𝒸. 001

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10 de enero 2019
Ella - junior h

Todos se quedaron paralizados al verla, destacaba a comparación de las demás.
Con cada paso que daba desprendía la energía de un ángel haciendo que cualquier hombre quede impresionado por su encanto y sensualidad.

Quedó anonadado ante esa niña tan preciosa, los latidos de su corazón eran cada vez más y más rápidos, una sensación que no había sentido en mucho tiempo, amor a primera vista.

Sentía una mirada, no sabía de donde provenía, comenzó a mirar por todos lados hasta que encontró esos pequeños ojos cafés —¿Quien es el? —preguntó señalando hacia dónde estaba Antonio
—Es junior h
—No para de mirarme —dijo Isabella, mientras tomaba una cerveza de una de las hieleras —. ¿No tendrán piñas coladas?
—no, no tenemos
Volteo hacia arriba para encontrarse esa mirada que hace años no veía, rápidamente lo saludó con un abrazo  —¿Como has estado Nata?
—yo he estado bien pero.. Veo que tu estás mejor que nunca, no te recordaba tan bella.— inspeccionaba minuciosamente cada parte de su cuerpo, mirándola de arriba hacia abajo. Isabella respondió con una sonrisa, esa sonrisa que hipnotizaba a cualquiera que la veía. Se dirigió hacia donde estaba Junior
—¿No me vas a presentar a tu amigo?
—Isabella el es Antonio, Antonio ella es Isabella— Estrecharon sus manos en forma de saludo, no podía parar de admirar su belleza. Las horas pasaron y pasaron, pocas palabras cruzaron, nunca había estado tan nervioso ante una mujer, la manera en la que la blanquita lo miraba, ese destello tan particular en sus ojos cafés la volvía diferente a las demás mujeres. Lo dejaba hipnotizado, cuando menos lo esperó sus cuerpos comenzaron a moverse al ritmo de "Cada día más" de Remmy Valenzuela. La pelinegra se despidió con un beso en la mejilla y se dirigió a la salida de la hacienda, Antonio tomó las llaves de su carro y comenzó a seguir a aquella camioneta negra la cual se detuvo en una Casa Blanca de dos pisos, llena de ventanales y alberca en la parte frontal. Isabella se dirigió hacia el Mercedes blanco haciendo mover su larga cabellera negra.
—¿Antonio?
Bajo la ventanilla para poderla ver más detalladamente, su belleza era de otro mundo, piel blanca como la nieve, labios rojos como el fuego del infierno.
Tomó su anillo, ese anillo plateado con su respectivo rubí rojo que se la había quedado en la fiesta, ese anillo que sin quererlo comenzaría toda su historia. Tomó su mano y colocó el anillo en uno de sus blancos dedos, respondió con una sonrisa invitándolo a pasar dentro de su casa. Colocó sus brazos alrededor de su pequeña cintura los nervios de Isabella se hicieron cada vez más y más presentes, sin haberlo planeado sus labios rosados estaban llenos de su labial rojo, su ropa regada por el cuarto de Isabella y sus cuerpos rozándose, una sensación que jamás había sentido, no me refiero a que jamás había tenido sexo, me refiero a que jamás le había hecho el amor a nadie.



























 Colocó sus brazos alrededor de su pequeña cintura los nervios de Isabella se hicieron cada vez más y más presentes, sin haberlo planeado sus labios rosados estaban llenos de su labial rojo, su ropa regada por el cuarto de Isabella y sus cuerpos r...

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20 de junio 2019
—después de todo ¿aun la extrañas? Ya supérala Antonio, solo la viste una vez y ya le quieres escribir una canción— dijo nata un poco molesto —es que no lo entiendes, ese mujer es hipnotizante. Imagínate como me siento con ella que soy capaz de escribirle una canción exclusivamente a ella
—pues la verdad si lo es, hasta yo me quede atónito cuando la vi. Bien dicen que detrás de un gran artista, hay una hermosa mujer– se acercó a el dandole pequeñas palmadas en la espalda
—solo espero volverla a ver pronto, quiero volver a besar esos labios rojos que me vuelven loco, es tan fina, elegante, educada. Tan preciosa, tenía unos ojos hermosos que brillaban como la luna.
























...
"Luna dile que tu que ya tu la puedes mirar
Dile que vuelva que aquí la voy a esperar"

Fuego de mil infiernos. |  𝗝𝗨𝗡𝗜𝗢𝗥 𝗛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora