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“ᴬᵘ́ᶰ ᵉᶳᵗᵃʳᵉ́ ᶜᵒᶰᵗᶤᵍᵒ”

«《·♫º·•[•♪♪•]•·º♫··♫º·•[•♪♪•]•·º♫·》»

Las tarde yacía en el cielo con sus colores rosados, anaranjados y tenue y casi impecable color amarillo. Algunas aves se encontraban sobre el césped del parque terminando de comer las diminutas migas de comida, a causa de los visitante, mientras que otras, ya se alejaban por aquel cielo con destino a sus hogares.

Era testigo de todo aquello que sucedía porque me encontraba en ese mismo lugar, tendido sobre el césped, moviendo mi vista hacia los lugares ya mencionados. No sabía en qué momento había llegado, solo que al abrir los ojos, ya me encontraba en esa posición y lugar, y el ambiente era tan tranquilo y relajado que no tenía intenciones de moverme. Estaba en paz después de mucho tiempo y quería apreciar eso. Volví a cerrar los ojos dejando que la brisa terminara su trabajo y moviera mis cabellos, llegando a una calma superior.

A lo lejos, cuando parecía que no se escucharía ningún otro sonido, siento como unas pisadas se detienen. Un tanto incómodo, por el pensamiento de que ese alguien ya estaba mirándome por mucho tiempo, abro los ojos y volteó la mirada. Mis ojos se agrandan por la sorpresa y un suspiro entrecortado se escapa de mis labios sin poder creerlo. Mis ojos se nublan aún sin poder creerlo y la primer lágrima se escapa del ojo derecho para terminar mojando el césped, y una sensación calida invade parte de mi pecho.

— Eren.

Allí estabas, frente a mi sonriendo, dándome de nuevo, después de mucho tiempo, una tus hermosas sonrisas.
Cuando termino de caer en la realidad, me levanto de forma apresurada, cayendo en el camino, y corró siguiendo el camino para llegar a tu lado e imitas mi acción para llegar al mío.

Cuando nuestros cuerpos se unieron y giramos por el impulso, me aferre al tuyo sin tener control sobre las lágrimas. Mis manos rodeando tu cintura y las tuyas en mi cuello, volver a sentir entre mis brazos era una sensación tan unica, que ésta vez no tenía planeado volver a perderla.
Tomé tu rostro entre mis manos y besé cada parte de el mientras no dejabas de reír como una niña evitando que hiciera esa acción.

— Eren, detente. —dijiste divertida y tomaste mis manos—.

Seguí haciendo eso por unos cuantos segundos más y al final besé tu frente como siempre solía hacerlo. Tomaste mi rostro entre tus manos y te dedicaste a borrar esas gotas saladas y cualquier rastro de ellas, y al terminar, acercaste tus labios a mi frente, cerré mis ojos, y allí dejaste un tierno beso para volver a rodear mi nuca, e hice lo mismo con tu cintura.

No hacía falta que alguno de los dos dijera palabra alguna, ya con solo darse cuenta el sentimiento que uno provocaba en el otro era más que suficiente. Acaricié tus cabellos jugando con ellos, extrañaba todo esto, y como si supieras que pensaba, acariciaste mi espalda alta como solía gustarme.

Volví a acunar tus mejillas entre mis manos, y nuestras miradas se conectaron de forma profunda, donde me atrapaste con ella, y de forma impulsiva tomaste mi camisa entre tus dedos con fuerza para jalar de ella, que dió por resultado que nuestros labios volvieran a juntarse, y minutos después nos separamos.

— Es imposible creer que después de tanto tiempo por fin te tengo a mi lado.

— No volver a irme jamás de tu lado.

— No tienes idea de lo bien que se siente el que vuelvas a decir mi nombre. Te amo, ______.

— También, te amo, Eren.

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Y así sin aviso previo, pasaron los meses de nuevo junto a ti. Muchas cosas cambiaron, las personas que se unieron a nuestro lado eran otras, nuestros lugares preferidos cambiaron con el tiempo, pero en ningún momento cambiaron eso que lo hacia especial. También nos mudamos a una casita lejos de la civilización. Era agradable, contaba con un campo y un hermoso jardín a lo lejos. Existía mucha más libertad, ¿Y que mejor que compartirla contigo?

— ¿Qué estás haciendo? —dijiste con ternura entrando a nuestra habitación—.

— Encontré unos papeles sobre el escritorio, solo los ordenaba. Me gustaría que los leyeras. —y pasaste tus brazos por mis hombros para que llegaran a mi pecho—.

— ¿Puedo hacerlo ahora? —murmuraste—.

— No. —besé tus manos—. Quizás luego, ya tenemos cosas que hacer, ¿Vamos?

Tomé tus manos para alejarlas mientras me levantaba y bese tus labios de forma corta para salir de la casa junto a tu lado. En el trayecto por ese campo, sentí mí mejilla húmeda y un pequeño dolor, al voltear y verte con esa sonrisa, supe que me habías mordido, y ante mi mirada saliste corriendo. Reí aún estando en ese lugar y corrí detrás tuyo hacia donde, sin saberlo, la luz del día nos indicaba un camino. Un camino que indicada una nueva oportunidad.

«《·♫º·•[•♪♪•]•·º♫··♫º·•[•♪♪•]•·º♫·》»

ᴱ́ᶳᵗᵃ ᵉᶳ ᵗᵘ ʰᶤᶳᵗᵒʳᶤᵃ ᵈᵉ ᵃᵐᵒʳ
ᴱᶳᵗᵃ́ ᵉᶳ ˡᵃ ʰᶤᶳᵗᵒʳᶤᵃ ᵈᵉ ᵘᶰᵃ ᵛᶤᵈᵃ

«《·♫º·•[•♪♪•]•·º♫··♫º·•[•♪♪•]•·º♫·》»


The end.

Dreeblissa || •Eren Jaeger•Where stories live. Discover now