03화 : Bittersweet Haze [2/3]

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La condesa era líder de la cabecera del pueblo, y la cabecera se encarga de que  todo esté en orden con los habitantes; responsables directas de las academias, mercados y centros de salud. La cabecera se compone por siete omegas; cuatro mujeres y tres varones. Jungkook había sido instruido por ellos en sus clases para omegas; su padre esperaba que algún día tomase lugar junto a la condesa, ser un puente entre la cabecera y el reino. Jamás fue una labor que le entusiasmara, pero ahí está llamando a su puerta; con el rubio a sus espaldas y el corazón golpeando al mil. ¿Qué estaba haciendo? Es lo que quería descubrir.

—Príncipe —hay sorpresa en sus facciones cuando le atiende, no tarda en reverenciar frente a él. —No lo esperaba hasta las clases.

—Lamento haber venido sin comunicárselo, no lo planee tan bien como debería —es sincero al disculparse, más la omega de edad adulta les invita a pasar.

—No se preocupe —cierra apenas Taehyung ingresa. —Usted y su hermano son siempre bienvenidos.

—Gracias —murmura, avergonzado. Taehyung sabe que para él resulta difícil hablar con otros, por más cercanos que sean; por lo tanto, admira su esfuerzo por estar ahí, tanto como le intriga.

—¿Gustan una taza de café? —sacude el mandil sobre su falda, había cocinado; hay salpicaduras sobre la tela.

—No tomamos café, gracias —sorprende Jungkook a Taehyung cuando responde antes de que pueda declinar; es verdad, a él no le gusta tomar café. —En realidad, no creo que estemos mucho por aquí.

—¿Huh? —la confusión es palpable para ambos; el príncipe necesita dar una pronta explicación.

—Es mi deseo conocer más a fondo al pueblo —dice. —A su gente —no los que celebran en fiestas o quienes trabajan para ellos. —La gente de verdad, quiénes son y cómo viven... después de lo que ha sucedido —pues, si todo cambió para él, debió cambiar para ellos también.

—¿El príncipe Seokjin-?

—Estoy aquí por mi cuenta —él no titubea al decir; el alfa parpadea ante el brillo en sus ojos, es curiosidad, sí. Sin embargo, también convicción. —¿Será que usted pueda mostrarme?

Duda sobre sus intenciones, aunque también le emociona esta iniciativa. Jungkook siempre había sido aislado; obedecía para no crear conflicto, pero sabía bien que no creía nada de lo que le decían. Todo lo que aprendió en sus clases para omegas lo recitaba por compromiso, no por gusto o interés; ahora era diferente, quería saber de verdad. Por lo tanto, asiente.

—Por supuesto —sonríe. —¿Les molestaría dar un paseo? —Jungkook niega en nombre de los dos. —Bien, denme un segundo. Iré a cambiarme —y los deja en su sala para subir a la alcoba.

—No sé qué planeas —murmura Taehyung para ambos; Jungkook adivina que no le habla como guardia, sino como amigo. —Pero espero que sepas con qué juegas.

—¿Por qué?

—Porque aunque el castillo sufrió pérdidas, esta gente perdió muchísimo más —las palabras son rudas, ciertas; el príncipe agradece esa tacita advertencia.

—No huiré a ningún lado, si es lo que te preocupa —no disfruta la sorpresa en él, ya que desvía la mirada para fingir que no ha declarado nada controversial.

Incluso si no lo culpa, sus acusaciones lo lastimaron. Ahora Taehyung duda sobre su silencio.

El Reino Sureste abarcaba terrenos limitados; a comparación del Sur era más pequeño, pero más grande que el Oeste. Jungkook conocía su distribución, pero pocas veces la había visto con sus ojos; es verdad, ellos rara vez salían del castillo. En su niñez acompañó a su nana en algunas ocasiones, una vez iniciada la guerra no volvió a poner un pie fuera del castillo; sus padres estaban paranoicos, tenían vigilancia las veinticuatro horas. Incluso si los ataques no llegaron hasta sus muros, siempre se corría el riesgo de infiltrados o terroristas; hubo casos en los reinos más afectados, los cercanos al Norte. Así que, fue impactante recorrer sus calles otra vez; había perdido color, vida. Él sabe que varias familias habían desaparecido por la guerra; había locales abandonados y jardines descuidados, cuando la batalla empezó, múltiples alfas fueron llamados al frente. Muchos no volvieron.

Golden Cages: La Fábula del Soldado, El Poeta y El ReyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora