17. the night that used to be beautiful has disappeared

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capítulo diecisiete
'la noche que solía ser hermosa ha desaparecido'
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HAEUN BAJABA CON EMOCIÓN LAS ESCALERAS DE SU CASA, dirigiéndose a la cocina; hoy era de esos contados días en el que salía de su habitación sin permiso y sin que nadie de su familia supiese, pasando las tardes ya sea en la cocina hablando con las empleadas, o en su sala, o incluso en el patio trasero jugando con la mascota de su hermana menor.

El hecho de que la gran ventana de su habitación diera vista a la calle y el camino marcado de la entrada del garaje, le hacía fácil saber cuando sus papás y su hermana llegaban a la casa, y así, formó un horario. Sabía cuando salir de su habitación y a qué hora regresar a ésta sin que nadie supiera de ello.

Aunque las empleadas de la casa sabían muy bien de ello, eran su compañía cada que salía de su habitación, compartiendo chismes sobre dramas coreanos o noticias de la farándula mientras realizaban sus tareas domésticas.

Ellas comprendían la soledad por la que podía estar sufriendo la menor; no tenía amigas, además de que su educación siempre había sido en casa, por lo que ella no conocía más allá de las paredes de su casa. Sin embargo, en el encierro de su habitación, Haeun vivía entre las páginas de libros y las escenas proyectadas en la pantalla de su televisor. Allí, en ese refugio de fantasía y ficción, se sentía segura, rodeada por las historias que formaban su único vínculo con el mundo exterior, aunque claro, tenía uno que otro amigo virtual, pero no era igual.

Su casa era el único mundo que conocía, que comprendía sus reglas, y su habitación era su santuario, donde permanecía día y noche. Se había acostumbrado a eso, por lo que jamás le replicó a sus padres o impuso sus deseos, sabía perfectamente que ella no estaba hecha como la realidad que había más allá de esa casa.

En ocasiones, la curiosidad de Haeun la llevaba a asomarse tímidamente por la ventana de su habitación, observando el mundo exterior con ojos ansiosos pero cautelosos. A través de esa ventana, vislumbraba fragmentos de la realidad: la luz del sol que se filtraba entre las hojas de los árboles, el sonido de los pájaros cantando en la distancia, el murmullo de la vida que bullía más allá de los muros de su casa.

Pero por cada atisbo de belleza y maravilla, también había una sombra de temor que la mantenía anclada en su habitación, aferrada a la seguridad de lo conocido. Sabía que había algo dentro de ella, algo diferente y único, algo que la hacía especial pero también vulnerable y, aveces, peligrosa. Y aunque anhelaba descubrir la verdad sobre su propia identidad, también temía lo que podría significar para su futuro.

Al llegar a la cocina, Haeun notó la ausencia de la cocinera y las demás empleadas, lo que la dejó un poco desanimada. Probablemente habían salido de compras, pensó. Sin embargo, eso no arruinó su plan; se dirigió al espacioso patio trasero donde Sarangi, la samoyedo que había sido regalada a su hermana por su cumpleaños, la recibió con entusiasmo, ansiosa por jugar.

Tres horas habían pasado, en las cuales Haeun se la pasó jugando con su mascota y cuando sintió a su estómago rugir por el hambre, entró de nuevo a la gran, limpia y reluciente casa. Sacó de la nevera unos recipientes con comida marcados con su nombre, cortesía de la amable cocinera, Kyungwan, quien siempre la consentía sabiendo de su gran apetito.

Calentó la comida en el microondas al colocarla en platos y espero con impaciencia mientras sobaba su barriga.

Al escuchar el pitido, indicando que la comida estaba lista, la sacó apresuradamente y se sentó en un taburete de la isla que estaba en el medio de la cocina. Amarró su cabello en una coleta baja, agarró sus cubiertos y empezó a comer la lasaña.

STRANGE ━━ enhypenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora