Capítulo 27

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Realmente no me quedé dormido en toda la noche, me la pasé dormitando entre sueños y pensamientos que me perturbaban. Un año en prisión parecía poco a comparación de la alternativa de cuarenta años, pero cuando mirabas todo lo que podías hacer en un año ya no parecía tan poco tiempo, dejar toda mi vida un año, suponiendo que esa fuera la sentencia, implicaba dejar mi trabajo donde podían sustituirme con facilidad, dejar a Kari sola con una familia que piensa que no es la misma desde el secuestro, una familia que piensa que la cambié, dejar a mis amigos, mi casa, mi libertad, tal vez no hacía muchas cosas y tal vez era solitario, sin embargo era diferente estar todo el día en una celda donde todo el tiempo estás encerrado y te vigilan, puedo aguantar unos días aquí, pero un año parecía demasiado.

Por la mañana cuando comencé a escuchar a los oficiales llegar me senté sobre la "cama", a fin de cuentas dormir continuamente me había sido imposible en toda la noche, dudaba que en este momento finalmente pudiera conciliar el sueño. Miré la habitación en busca de algo en qué entretenerme, no había mucho, solo la "cama", el asqueroso baño, su lavamanos y mi traje tendido a los pies de la "cama", en este momento solo usaba los pantalones que traía puestos al llegar con la policía , así había dormido todas las noches anteriores, pero ayer me encontraba tan cansado que estaba dispuesto a acostarme sin quitarme nada, no obstante supuse que debía dejar el traje presentable para el día de hoy por lo que tomé un poco de iniciativa y me lo quité; busqué en mi bolsillo la pelotita que Alonso me había dado para distraerme, la lancé un par de veces haciéndola revotar en la pared para luego atraparla, sin embargo después de dos intentos de no poder atraparla, me rendí y volví a guardarla en el bolsillo.

No pasó mucho tiempo cuando el oficial antiflash llegó con mi desayuno que como siempre no era nada increíble, era un sencillo sándwich de jamón y un jugo enlatado bastante malo, de cualquier forma me lo comí todo, al terminar jugué un rato con la lata hasta que finalmente me aburrí, o más bien hasta que la lata se salió por las rejas de la puerta y ya no pude alcanzarla. Al final por andar en busca de algo qué hacer terminé acostándome para mirar el techo, era un techo normal, blanco y con un foco colgante que salía de él, nada fuera de lo común, lo único raro fue que al quedarme mirando el techo, el sueño, el cansancio y la pesadez del día anterior por fin cayeron sobre mí dejándome huir en un pesado sueño.

※※※

Desperté hasta que el oficial antiflash me llevó la comida, la cual esta vez consistía en una hamburguesa de algún local de comida, no era la quinta maravilla pero por lo menos era más buena que una de McDonald's. Al terminar de comer me puse el traje y me alisté para el juicio que iniciaría a las cuatro, mientras se llegaba la hora jugué con la pelotita por un buen rato tratando de que el nerviosismo se fuera; aunque no funciono en absoluto, digo una cosa era tratar de convencerlos de que realmente me había arrepentido de secuestrarla y otra muy distinta era convencerlos de que me había enamorado de ella, además de cuidar que no pareciera desquiciado ni morboso, sino real y más que nada convencerlos de que ella también se enamoró de mí, de que no fue solo por querer salvar su pellejo o porque no la lastimara, sino por el hecho de que ambos conectamos como lo haría cualquier pareja en una situación ordinaria.

Además el nerviosismo no era solo por eso, también se debía al hecho de que tendría que llegar y hablar de mis sentimientos abiertamente frente a un grupo de extraños, porque Alonso tenía razón no soy la clase de chico que va por ahí hablándole a todo el mundo y siendo el más popular del lugar, ni el chico que veía a alguien que le gustaba e iba y se lo decía, yo era mucho más tímido que eso, y si se lo había podido decir directamente a Kari solo era porque, uno creí que le había pasado algo más grave que solo un golpe en la cabeza, y dos porque la situación se había dado para hablar de ello, bueno eso al menos después de que no pude evitar besarla, no cuando me miraba de esa forma en la que parecía cavar dentro de mi ser y ver en lo más profundo de mí.

Mi VenganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora