Capítulo 9

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Otra vez había soñado con Karissa, solo que esta vez recordaba más, era la misma escena de la noche anterior solo que el final había sido distinto, en mi sueño ella levantaba la vista y me miraba a los ojos como había querido que hiciera, había sido un sueño simple y corto, pero había sido fantástico, tanto anhelaba admirala que eso había soñado, a ella dejando que la viera y admirara.

Salí de la cama preparándome para correr, salí y como era costumbre corrí unas cuantas cuadras antes de hacer el recorrido de vuelta a casa, al llegar me sentía impaciente por llevarle a Karissa el desayuno, solo para verla dormir, así que rápidamente después de dejar mi playera en la ropa sucia preparé un jugo de zanahoria y serví un plato de cereal; antes de entrar al baño me cambie el pans por unos pantalones limpios, me puse mis "vans" y entré al baño tomando nuevamente el desayuno de Karissa, en cuanto entré dirigí mi mirada hacia ella, no obstante para mi gran sorpresa estaba despierta y me miraba con sus ojos somnolientos, pero hermosos, al parecer no tenía mucho que se había despertado porque se estaba levantando mientras se estiraba mirándome extrañada y sorprendida, o más bien anonadada.

—Te traía el desayuno, hoy te despertaste más temprano –ella seguía mirándome de la misma forma ¿Le había dado asco ver que le traía el desayuno mientras estaba todo sudoroso? ¿O le había dado miedo verme sin camisa pensando que venía con malas intenciones? Le tendí el plato.

— ¿Más temprano? –me preguntó simplemente tomando el plato.

—Sí, a esta hora sueles estar dormida –y yo suelo observarte mientras duermes tranquilamente.

Ella no dijo nada más así que me di la vuelta pensando que aún estaba muy adormilada como para tener ganas de hablar conmigo.

— ¿Christian...? –comenzó a decir con voz dulce y suave, así que me detuve.

— ¿Si? –le respondí dándome vuelta nuevamente.

— ¿Qué planeas hacer conmigo? –su pregunta me partió el alma en dos, ayer había creído que ella veía lo mejor de mí, que había descubierto que no era como Tyler pero me había equivocado rotundamente, ella no había visto lo mejor de mí, solo había dado por hecho que la razón de estar aquí, no era la misma que la de Tyler, me seguía creyendo igual que él, igual de inútil y estúpido.

No sé exactamente qué pasó pero de un momento a otro estuve frente a ella.

— ¿Qué, qué voy a hacer contigo? –ella retrocedió asustada hasta chocar contra la pared del fondo del baño, la tomé de ambos brazos y los inmovilicé contra la pared acercando mi rostro al de ella – ¿qué quieres? ¿Qué te mate? ¿Te golpeé? ¿Te viole? ¿Te deje morir de hambre?

—Nnn...noo...o

—Entonces no preguntes –le grité con mi rostro a punto de rozar con el de ella, sentí su aliento en mi rostro y caí a lo horrible de la realidad.

Estaba llorando, temblando, asustada, ¡la había hecho llorar! Le había hecho daño, no la había respetado, estaba haciendo justo lo contrario de lo que me había prometido hacer en mi mente, me sentí sucio, asqueroso, sentí asco de mí. La solté sin saber que hacer o decir, me sentía despreciable, entré en pánico y antes de saber qué hacía salí del baño cerrando la puerta tras de mí con un horrible estruendo.

Terminé tirado en el suelo con la cabeza entre las rodillas, ¡era un maldito inútil! ¡Todo lo había arruinado! ¡Todo! Para empezar jamás debí haberla encerrado, jamás debí haber dejado que Tyler se quedara, debí haberlo detenido antes de que la tocara, jamás debí gritarle, o acorralarla contra la pared o haberle dicho todas esas cosas horribles.

Mi VenganzaWhere stories live. Discover now